2015
Después de la COP 21 y con alguna esperanza para el futuro de la tierra, el Klimablog les desea felices fiestas y armonía en sus hogares.
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Cuando el presidente de la reciente Conferencia Climática de París, Laurent Fabius, dejó caer su martillo en forma de hoja para aprobar el “Acuerdo de París”, la sala plenaria estalló en júbilo y largos aplausos.
Mientras que unos hablaban de un día histórico, otros criticaban el acuerdo como insuficiente e inútil. Presentamos a continuación un panorama de las opiniones ofrecidas por actores y observadores y un primer análisis de esta COP 21.
El Acuerdo de París ha sido adoptado; fuente: UNFCCC
¿Acuerdo histórico o fraude de alto nivel?
“Con un pequeño martillo se puede lograr cosas grandes”, comentó el presidente de la Conferencia Climática COP 21, Laurent Fabius, al aprobar el nuevo régimen climático, en la noche del sábado, 12 de diciembre de 2015. Los delegados se levantaron y siguieron un largo aplauso, abrazos y felicitaciones entre los propios negociadores.
El mismo momento de su aprobación comenzó el debate sobre la calidad del acuerdo y su significado para el mundo en la lucha contra el cambio climático. "Este es un momento verdaderamente histórico”, dijo Ban Ki-moon, el secretario general de las Naciones Unidas. “Por primera vez tenemos un acuerdo realmente universal sobre cambio climático, uno de los problemas más cruciales en la tierra”.
“Este acuerdo manda un mensaje muy poderoso que el mundo finalmente se compromete completamente a un futuro de bajo carbono. Hemos demostrado que el mundo tiene tanto la voluntad como la habilidad de encarar este reto”, comentó el presidente de los Estados Unidos Barack Obama en un especial televisivo desde la Casa Blanca.
Los elogios vinieron de todos los países y también de representantes del mundo corporativo y hasta de las organizaciones medioambientales grandes.
El primer gran motivo para festejar es el mismo hecho de haber llegado a aprobar un acuerdo entre todas las 196 partes de la Convención Climática, cosa que había resultado imposible seis años antes en la Conferencia Climática COP 15 de Copenhague.
A algunos esto no puede sonar como mucho, pero ¿nos podemos imaginar el desastre que hubiera sido un nuevo fracaso para el futuro de cualquier negociación climática, para las mismas Naciones Unidas como mecanismo global?
En este sentido, los aplausos al final de la COP 21 reflejan también el grado de alivio de los negociadores de haber llegado a un acuerdo, que para muchos era también una meta personal importante como negociadores. Pero más importante, un fracaso de llegar a aprobar un nuevo acuerdo climático hubiera sido un golpe duro para el sistema de las Naciones Unidas, y posiblemente hubiera resultado en una desarticulación completa de las negociaciones climáticas.
Las principales críticas son que las metas a largo plazo son insuficientes, los acuerdos son mayormente voluntarios o poco concretos, como es el caso del financiamiento por parte del Norte. Y es cierto, limitar la temperatura a 2 °C es insuficiente para evitar impactos peligrosos en el sistema climático.
El texto está lleno de formulaciones muy vagas y débiles en los temas cruciales. Se estipula, por ejemplo, que el mundo deberá alcanzar el pico de sus emisiones “tan pronto como sea posible” y alcanzar un balance entre emisiones y remociones de gases de efecto invernadero (llamado emisiones cero neto) en la “segunda mitad de este siglo”.
Encima de esto, el acuerdo cuenta con una estructura legal híbrida, que consiste de una parte legalmente vinculante y otra a nivel de decisión de la COP 21 solamente. Este hecho se debe explícitamente a la realidad política de los Estados Unidos, donde el Senado está siendo dominado por el partido de los Republicanos, que no permitirían la firma de ningún acuerdo de reducción de emisiones vinculantes.
En la parte vinculante del Acuerdo de París se ha establecido la revisión periódica de los compromisos nacionales y el estado de su implementación, comenzando en 2023. Todos los países están obligados a monitorear y reportar sus respectivos niveles de emisiones y el progreso en su reducción, usando un sistema universal de contabilización.
El compromiso de los países industrializados de movilizar 100 mil millones de dólares por año a partir de 2020 no ha sido incluido dentro de la parte legalmente vinculante del Acuerdo, lo que puede ser interpretado como una clara derrota de los países en vías de desarrollo. O, formulado de otra manera, una muestra de la continuada falta de compromiso de los países industrializados – a pesar de que son ellos que se presentan como los mayores campeones climáticos.
Acerca del calentamiento global futuro se acuerda mantener el aumento de la temperatura global “muy por debajo de 2 °C y perseguir esfuerzos de limitarlo a 1,5 °C”. Los pequeños países isleños, otros países vulnerables y todas las organizaciones de la sociedad civil han advocado cambiar el límite de los anteriores 2 °C hacia un límite inferior de 1,5 °C, sin éxito.
Sin embargo, la referencia a los 1,5 °C en el acuerdo es el resultado de peleas arduas durante las negociaciones de París. Aunque está formulado de una forma algo nebulosa, la sola mención indica que la gran mayoría de los países han comprendido que los 2 °C anteriormente considerados todavía “seguros”, bajo los nuevos conocimientos científicos y análisis de los actuales impactos climáticos, no lo son. La “resistencia fósil” ha evitado que se haya adoptado de forma contundente como nueva meta de largo plazo.
Una de las críticas más duras del Acuerdo de París vino de James Hansen. “Es un verdadero fraude, un engaño”, es su veredicto. “Son palabras sin ningún valor. No hay ninguna acción, solo promesas. Mientras que los combustibles fósiles parecen ser el combustible más barato que hay, el mundo continuará quemándolos”.
“1,5 para seguir vivos”
Muchos observadores y analistas, sin embargo han enfatizado que el verdadero significado del Acuerdo de París está en que ha mandado una señal muy potente a todo el mundo. El acuerdo puede ser visto como una señal potente hacia los mercados globales financieros y energéticos. Al final de cuentas, la política y la economía se orientan por expectativas.
Tampoco hay perder de vista el carácter de las negociaciones dentro de las Naciones Unidas, donde prevalece el principio de la unanimidad. En cuanto muchas veces es posible de “convencer” países pequeños y pobres mediante la billetera, ¿qué se puede hacer frente a un gigante económico como Arabia Saudita con las mayores reservas de petróleo del mundo para que apruebe un acuerdo cuyo fin es dejar atrás la economía fósil?
El comienzo del fin de la era fósil
Para el prestigioso periódico británico “The Guardian”, fuertemente comprometido con informar sobre el cambio climático hace mucho tiempo, el significado del Acuerdo de París está muy claro, como demuestra su titular: “Acuerdo climático de París: casi 200 naciones firman el fin de la era de los combustibles fósiles”.
“En cuanto dejamos Copenhague con miedo de lo que iba a venir, estamos dejando París inspirado a seguir luchando”, comentó David Turnball de Oil Change International, una organización de investigación y advocacia opuesta a la producción de combustibles fósiles”.
Si miramos un poco más allá de los aplausos, podemos observar que la mayoría de los actores y observadores tienen una apreciación similar, en el sentido de que ven la aprobación del Acuerdo de París como algo sumamente importante, un gran paso adelante hacia la descarbonización del planeta. Pero al mismo tiempo alertan que el trabajo para lograrlo recién ahora tiene una base sólida para ser encarada.
“Es una victoria para todo el planeta y para futuras generaciones. Acá hemos puesto la brújula. El mundo se ha juntado alrededor de un acuerdo que nos empodera de diseñar un camino nuevo para nuestro planeta, un camino inteligente y responsable, un camino sostenible”, dijo John Kerry, el ministro de estado de los Estados Unidos, que encabezó la delegación de negociación.
“Por fin el mundo tiene un marco para la cooperación sobre cambio climático que sirve para la tarea”, dijo Michael Levi, experto del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos. “Si esto significa un verdadero punto de inflexión para el mundo, sin embargo, depende esencialmente en cuán serios los países son en implementarlo”.
Ya en medio del espíritu festivo de haber logrado una victoria importante, el comisario de la Unión Europea para política energética y cambio climático Arias Cañete alertó: “Hoy día celebramos. Mañana tenemos que actuar. Es esto lo que el mundo espera de nosotros”.
La segunda parte de este análisis de la COP 21 será publicado el próximo lunes.
Todos los participantes de las Conferencias Climáticas conocen la pelea de las pequeñas islas para sobrevivir frente a la amenaza del cambio climático, y como grupo organizado han podido hacer escuchar su voz. ¿Pero qué de los habitantes de las montañas, que también pertenecen a los más vulnerables y marginalizados en el mundo?
Para aumentar la visibilidad de las poblaciones de montaña, el 11 de diciembre se organizó un evento para celebrar el Día Internacional de la Montaña en el programa paralelo de la COP 21 de París. Pero esta no es la única iniciativa: Bajo liderazgo de Suiza se está pidiendo al IPCC, el gremio científico de la Convención Climática, la elaboración de un “informe especial” sobre montañas.
[leer más]Todos los países miembros de la Convención Climática (CMNUCC) tenían hasta el 1º de octubre para preparar sus Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (INDCs), que de manera agregada, definen el nivel de la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero frente al reto de limitar el aumento de temperatura por debajo de los 2 °C.
Ya antes del comienzo de la COP 21 el secretariado de la Convención Climática, el Programa de las Naciones Unidas de Medio Ambiente (PNUMA) y la Red de Acción Climática (Climate Action Network – CAN) han presentado sus respectivos análisis sobre el conjunto de las contribuciones nacionales, como base para las negociaciones de París. Es resultado es más que decepcionante: Estamos camino a un mundo 3 o 4 grados más caliente.
[leer más]A pocos días de los atentados terroristas de París hablamos con Pablo Solón* sobre las perspectivas desde Bolivia sobre las negociaciones climáticas de la COP 21 en París, que está comenzando hoy día.
Pablo Solón es el director ejecutivo de la Fundación Solón y parte del Encuentro de la Sociedad Boliviana frente al Cambio Climático. Fue ex-negociador de Bolivia en las Conferencias Climáticas hasta 2011.
“Le Petit Cambodge”, lugar de los atentados del 13 de noviembre, en el día de la Marcha Climática Global en París
[leer más]A pocos días del comienzo de la vigesimoprimera Conferencia Climática de las Naciones Unidas COP 21, miles de personas en todo el mundo están preparando marchas por el clima en señal a los gobiernos reunidos en París de la urgencia de tomar medidas contundentes para la estabilización del clima.
Mientras que en París las activistas están buscando vías alternativas de expresar sus demandas hacia la COP 21 después de la prohibición oficial de la gran marcha climática prevista para el domingo 29 de noviembre, en La Paz y otras ciudades de Bolivia se sigue con la organización de marchas para este día. Presentamos abajo una versión levemente recortada de la convocatoria a la “Marcha global por el clima y la paz” en la ciudad de La Paz.
[leer más]En puertas de la Conferencia Climática de las Naciones Unidas (COP 21) de París, el Instituto Boliviano de la Montaña (BMI) acaba de publicar el libro Cambio climático en Bolivia. Lo mejor del Klimablog 2013-2015, una selección de los mejores artículos del Klimablog de los últimos dos años.
A continuación presentamos el prólogo al libro escrito por Eduardo Gudynas, uno de los más destacados representantes de la corriente de pensamiento socio-ecológica en América Latina, a quien ya en varias ocasiones hemos podido presentar en el Klimablog.
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Durante los meses de septiembre y octubre, buena parte del sudeste asiático se encontraba cubierto por un manto denso de humo tóxico, afectando a cientos de millones de personas en Indonesia, Malasia y Singapur. Son los incendios más fuertes desde los fuegos récord del año 1997/98, cuando se quemaron 6 millones de hectáreas, y que era el último El Niño fuerte registrado en la cuenca del Pacífico.
Este año, Indonesia ha visto más de 100.000 incendios en diferentes partes del país. Con las emisiones de dióxido de carbono resultantes de esta quema masiva de bosques y pantanos secos,el país se ha ganado el puesto de cuarto emisor de gases de efecto invernadero del mundo, un mal augurio para la próxima COP 21 en París que comenzará en tres semanas.
Humo de los incendios en Sumatra, Indonesia; fuente: NASA, 24/09/15
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Durante el mes de noviembre, a cuatro semanas del comienzo de la Conferencia Climática COP 21 en París, se desarrollarán varios eventos sobre los efectos del calentamiento global en la ciudad de La Paz, con el objetivo de concientizar y motivar a la población de tomar un rol activo en la mitigación y adaptación al cambio climático.
Una buena parte de las actividades programadas corresponden a la Agenda Climática Municipal de La Paz, lo que muestra el rol importante que pueden y deben jugar las ciudades en la lucha contra el cambio climático. Todo culmina el día 29 de noviembre, fecha de la gran Marcha Climática Global, con una marcha en el centro paceño, al cual convocan tanto el gobierno municipal como los grupos climáticos de la sociedad civil.
[leer más]“Evaluación de la participación boliviana en la COP 20 y proyección de la influencia de la sociedad boliviana hacia la COP 21” era el título de un conversatorio organizado por la Fundación Friedrich Ebert (FES) en febrero pasado, cuya memoria está siendo divulgada ahora.
A pocos meses de la COP 21 en París, esta se constituye en un insumo de gran utilidad para promover el debate en el país. Presentamos a continuación reflexiones de Gustavo Guzmán y Dirk Hoffmann acerca de los retos para la sociedad civil boliviana compartidas en aquella ocasión, que todavía son válidas para el actual momento.
[leer más]Lastimoamente ya no es posible suscribirse