Por Dirk Hoffmann, 13 de Agosto de 2012
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En un artículo muy reciente titulado “La Nueva Matemática de Horror del Calentamiento Global” (“Global Warming´s Terrifying New Math) publicado en la revista “Rolling Stone”, Bill McKibben, el más influyente activista contra el cambio climático de Estados Unidos, llama a una campaña contra el que considera el “enemigo principal del cambio climático”: las empresas petroleras multinacionales.

McKibben presenta cálculos de su “nueva matemática”, donde contrasta el monto de carbono que aún falta emitir para calentar la atmósfera por encima del límite de los 2° C (565 giga toneladas), frente a todas las reservas comprobadas de las empresas y estados productores de hidrocarburos (2.795 giga toneladas). Si la diferencia entre ambas cifras (2.795 – 565 = 2.230) se emite a la atmósfera, solo cabe pronosticar consecuencias aterradoras para el planeta.

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Fig. 1: Ilustración por Edel Rodríguez (www.rollingstone.com)

Bill McKibben comienza su análisis con un repaso por los últimos récords de temperatura: ”Junio rompió o igualó 3.215 récords de temperatura alta en todos los Estados Unidos, siguiendo al que fue el mes de mayo más caliente jamás registrado en el hemisferio norte”.

Luego McKibben, activista ambiental de hace varias décadas, hace referencia a los últimos eventos internacionales sobre cambio climático, expresando que la conferencia climática en Copenhague en diciembre de 2009 “falló espectacularmente” y que Río+20 no llevó a nada. El “Acuerdo de Copenhague”, un arreglo netamente voluntario, no comprometió nadie a nada, a pesar de que varios países señalizaron sus intenciones de reducir las emisiones de CO2.

El primer número: 2° C

Lo que rescata McKibben del “Acuerdo de Copenhague” es lo siguiente: “El acuerdo contiene un número importante (2° C), sin embargo, en el Párrafo 1 se reconoce formalmente ´la perspectiva científica que el aumento de temperatura debería estar por debajo de dos grados centígrados”. En realidad, nada nuevo. De hecho, la referencia a los 2° C fue mencionado por primera vez, por la entonces ministra de medio ambiente (y hoy canciller) de Alemania, Angela Merkel, en una conferencia climática en 1995. Por otro lado, ya antes de la conferencia de las Naciones Unidas de Copenhague -a finales de 2009- un grupo de científicos alertó el mundo que un aumento de 2° C sería demasiado alto para “evitar una interferencia peligrosa con el sistema climático” – que es el objetivo último de la Convención Climática.

“Estamos perdiendo la batalla (contra el cambio climático) de una forma rotunda y rápida, perdemos porque sobre todo seguimos rehusando aceptar el peligro en el cual se encuentra la civilización humana” menciona también McKibben.

El segundo número: 565 giga toneladas

Calculando el “presupuesto de carbono” de la atmósfera, “científicos estiman que los seres humanos pueden todavía emitir aproximadamente 565 giga toneladas (gt) de dióxido de carbono adicionales a la atmósfera hasta mediados del siglo y todavía tener una probabilidad de 80% de limitar el calentamiento global por debajo de los 2° C”.

Lo absolutamente preocupante, es que nos estamos acercando a este número a mucha velocidad. Según las cifras oficiales dela Agencia Internacional de la Energía (IEA) de mayo de este año, 2011 ha sido otro año récord de emisiones de CO2 por la quema de combustibles fósiles (ver Klimablog de 4 de Junio 2012) con un incremento de 3.2% comparado al año anterior. Siguiendo este ritmo, llegaríamos a agotar nuestro “presupuesto de carbono” en apenas 16 años. Fatih Birol, economista principal de la IEA concluye lo siguiente: “Si miro estos datos, la tendencia está perfectamente en línea con un aumento de temperatura de aproximadamente 6° C (hasta fines de siglo)”.

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Fig. 2: Emisiones globales de CO2 de fuentes fósiles (Fuente: preparado en base de Copenhagen Synthesis Report, 2009). 

El juicio de McKibben sobre las negociaciones climáticas en el marco de las Naciones Unidas es muy claro: “COP 1 tuvo lugar en Berlín en 1995, y desde este entonces el proceso ha llevado esencialmente a nada. (...) Estamos en la misma posición en la cual hemos estado por un cuarto de siglo: las llamadas de alerta de los científicos son seguidos por la inacción política.”

El tercer número: 2.795 giga toneladas

“Este es la cifra más aterradora de las tres anteriores, la cual, por primera vez, entrelaza la dimensión política con la dimensión científica de nuestro dilema”, escribe Bill McKibben.

Es el número que describe el monto de carbono contenido en las reservas comprobadas de carbón, petróleo y gas de las empresas hidrocarburíferas y los países que actúan como tales (p. ej. Venezuela, Kuwait). “En breve, son los carburantes fósiles que estamos planificando quemar. Y el punto clave es que ese número de 2.795 gt es más alto que 565 gt. Cinco veces más alto”.

Aquí reside el problema fundamental, argumenta McKibben, porque estas reservas comprobadas de las empresas (y países) hidrocarburíferos determinan en buena parte el valor actual de estas empresas. Aunque técnicamente este carbón, petróleo y gas está todavía debajo del suelo, ya es parte de los cálculos económicos actuales. Es por eso, que estas empresas van a hacer todo lo posible para que estas reservas sean explotadas, vendidas y quemadas, mientras que tendríamos que dejar el 80% de estas reservas en el suelo para evitar un cambio climático catastrófico. Un panorama bastante desolador, que resulta de la “nueva matemática del horror” de Bill McKibben.

El autor y activista climático vuelve luego a recordarnos que los esfuerzos ecologistas de frenar el calentamiento global hasta ahora han fallado claramente y nos trae una explicación: “Desde que todos nosotros de una u otra manera nos beneficiamos de energía fósil barata, atacar el cambio climático es como intentar de construir un movimiento en tu propia contra”.

Tomando solamente el contenido de carbono de los yacimientos no convencionales de petróleo (tar sands) de Alberta en Canadá y aquellos de Orinoco en Venezuela, sería suficiente para llenar el espacio atmosférico “relativamente seguro” de los 565 gt. Queda claro, que no tenemos mucho tiempo, y aquí viene la nueva propuesta de McKibben, fundador de la organización de lucha contra el cambio climático “350.org”, pero ahora con un tono muy diferente, mucho más radical: “Para un cambio rápido y transformativo se necesitaría construir un movimiento y movimientos necesitan enemigos”, algo que según McKibben le faltaba en la lucha contra el cambio climático.

“Lo que todos estos números climáticos muestran es que el planeta de hecho tiene un enemigo – uno mucho más comprometido con la acción que los gobiernos o individuos. (...): es el enemigo público número uno de la sobrevivencia de nuestra civilización planetaria”, son las empresas y estados hidrocarburíferos.

Pero lo que McKibben ahora sugiere no son ataques o actos de sabotaje a estas empresas, sino exige más bien “poner un precio al carbono”. Todas estas empresas, sin tener que pagar nada, tienen el permiso de meter su basura, que es el CO2, a la atmósfera sin ningún costo. Este “error histórico” hay que corregirlo. Sin embargo, aún si los políticos tuvieran la voluntad y el poder de fijar un precio para cada tonelada de carbón quemado, esto probablemente no sería suficiente para iniciar la transformación energética necesaria, concede McKibben. “Pero lo que tal vez si pueda conseguirlo la “indignación moral [de la sociedad] al conocer esta realidad y esto es el significado real de esta nueva matemática. Podría, con toda plausibilidad, ser el punto de arranque para un verdadero movimiento”.

El camino está trazado, el futuro está abierto.

 

Una versión PDF del artículo de McKibben puede obtenerse en el siguiente enlace: McKibben New Math - Rolling Stone-020812.pdf.

 

 

 

  

Archivos adjuntos:
McKibben New Math - Rolling Stone-020812.pdf
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