2021
La adaptación gana cada vez más espacio en el debate global sobre el cambio climático, en la medida que los impactos del aumento de temperatura sobre el clima, los ecosistemas y las sociedades se hacen más evidentes.
La reciente publicación “Adaptación al cambio climático en los Andes: Vacíos y prioridades para la gestión del conocimiento” del Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecoregión Andina se ubica en este contexto, proporcionando orientación para la investigación y la toma de decisión en la región.
Cordillera Real de Bolivia
[leer más]2019
“El Atlas de Glaciares y Aguas Andinos: el impacto del retroceso de los glaciares sobre los recursos hídricos” ha sido lanzado a finales del año pasado por la UNESCO durante la Conferencia Climática de las Naciones Unidas COP 24 en Katowice; está disponible libremente en formato pdf.
El Atlas examina los padrones cambiantes del clima de la parte occidental de América del Sur, las tasas históricas y proyectadas del retroceso de los glaciares de la región y el impacto que esto tiene sobre los recursos hídricos de las poblaciones dependientes de las cuencas glaciares de los Andes.
Cordillera Real, Bolivia
[leer más]A mediados de agosto pasado, se encontraron investigadores, profesionales y tomadores de decisión en la ciudad de Huaraz, Perú, la sede del recientemente fundado Instituto Nacional de Investigación de Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM) para debatir sobre opciones de adaptación y maneras de enfrentar los crecientes riesgos.
El “Foro Internacional de Glaciares y Ecosistemas de Montaña” destacó la relevancia de la investigación en regiones de alta montaña para hacer frente a los impactos del cambio climático, como ser el retroceso de los glaciares, la formación de peligrosas lagunas y los cambios en la biodiversidad altoandina.
[leer más]Hace poco, el Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina (CONDESAN) publicó un nuevo número de su serie “Propuestas andinas” sobre el rescate de técnicas antiguas de Crianza del Agua.
En el texto “Conocer y revalorar la infraestructura hidráulica ancestral para generar diálogo con el conocimiento moderno” de autoría de Luis Acosta se presentan experiencias ancestrales vigentes y sus posibilidades actuales.
[leer más]El mes pasado, en la ciudad de Lima en el Perú, se realizó la primera conferencia regional andina “Enfrentando los impactos de la quema agrícola” de la Iniciativa Agrícola de la Coalición del Clima y Aire Limpio (CCAC).
La conferencia reunió expertos y representantes de instituciones públicas de toda la región para discutir formas como enfrentar la realidad de las quemas agrícolas, que no solamente contribuyen al cambio climático, sino también al retroceso glaciar a través de la deposición de carbono negro en las superficies blanca de nieve y hielo.
Contaminación atmosférica en el Altiplano y la Cordillera andina de Bolivia.
[leer más]2014
Según el documento “Montañas como Torres de Agua del Mundo: Un llamado para la acción sobre las Metas del Desarrollo Sostenible (MDS)” (Mountains as Water Towers of the World: A call for action on the Sustainable Development Goals – SDGS), mediante su función de cuenca, las montañas proveen agua para consumo humano, riego, industria y la producción de alimentos y energía para la mitad de la población global.
El mes pasado la Alianza para las Montañas (Mountain Partnership) lanzó este nuevo documento corto temático (policy brief), como parte de una campaña de llamar la atención sobre la importancia de las montañas en el marco de las discusiones sobre las Metas de Desarrollo Sostenible (MDS) dentro de las Naciones Unidas.
[leer más]Hace poco, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia ha publicado el impresionante libro “Glaciares de Colombia, más que montañas con hielo”.
En más de 300 páginas, los autores han reunido la documentación más completa entre tablas, gráficos, mapas y fotografías históricas y actuales para presentar el estado actual de los glaciares colombianos y resumir las investigaciones glaciológicas de las últimas décadas.
[leer más]Ya se encuentran en línea las presentaciones, pósters y fotos del tercer taller teórico-práctico internacional “Intercambio de experiencias y entrenamiento en campo sobre inundaciones glaciales y manejo de riesgos” (Glacial Flooding Disaster Risk Management Knowledge Exchange and Field Training).
El seminario había llevado alrededor de 50 investigadores de los Himalayas y de los Andes a la Cordillera Blanca en el Perú durante el mes de julio, para compartir experiencias y aprender del enfoque peruano de manejo de lagunas glaciares peligrosas y cuencas de alta montaña bajo el impacto del cambio climático.
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Con el calentamiento global se ha acelerado el retroceso glaciar en los Andes tropicales desde los años 80 del siglo pasado. En muchos casos, donde desaparece el glaciar, se forman lagunas, que frecuentemente son contenidas solo por diques de morrena poco estables, compuestas por material suelto.
Una de estas lagunas es la Laguna Palcacocha en la Cordillera Blanca en el Perú, que en el año 1941 destruyó el centro de la ciudad de Huaraz, causando miles de muertos. Lo que preocupa es que hoy día la laguna contiene un mayor volumen de agua que en este entonces.
Rescatamos aquí impresiones y experiencias de una visita de expertos internacionales a la Laguna Palcacocha para establecer los niveles de riesgo existentes y discutir las posibles medidas a tomar con la población y las autoridades locales.
Obras de drenaje en la Laguna Palcacocha, julio de 2013. Photo: D. Hoffmann
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El pasado 15 de agosto el presidente del Ecuador, Rafael Correa, anunció que estaba abandonando la Iniciativa Yasuní-ITT que por varios años había sido el proyecto medioambiental estrella del gobierno ecuatoriano, prometiendo no explotar el petróleo del bloque “ITT” bajo la exigencia de que el mundo pague una compensación financiera al país.
Alegando que fue “defraudado” por el mundo, con esta decisión Correa ha dado luz verde a la explotación de 846 millones de barriles de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, que también alberga dos pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
“Salva al Yasuní aquí” (izq.) – Presidente Rafael Correa (dcha.); fuente: Página web oficial de la Iniciativa Yasuní-ITT del gobierno ecuadoriano
Inmediatamente después de haberse escuchado el anuncio televisado del presidente ecuatoriano Rafael Correa el 15 de agosto de permitir la explotación de petróleo en el bloque ITT del Parque Nacional Yasuní en la selva oriental del país, comenzaron las primeras manifestaciones en Quito en favor de mantener la moratoria declarada para dejar el petróleo bajo tierra indefinidamente.
El proyecto Yasuní-ITT había creado muchas expectativas no solamente en el Ecuador, sino en el ambiente conservacionista y medioambiental internacional. Pero no todos estaban siempre a favor de la propuesta, una vez que el gobierno del Ecuador se la hizo suya. Aparentemente, una buena parte del desacuerdo sobre lo que significa la iniciativa Yasuní, mismo entre ambientalistas, resulta del carácter diferente que tenía en su fase inicial y en la forma en que el gobierno de Correa la presentó últimamente.
Un poco de historia
Para entender mejor el debate, veamos un poco de historia de la Iniciativa. El Parque Nacional Yasuní en el este del Ecuador en la cuenca de la Amazonía abarca un área de 982.000 ha y, conjuntamente con el territorio Huaroni (también: Waorani) y una zona de amortiguación, fue declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO en 1989. Planes para la construcción de una nueva carretera petrolera al interior del parque en 2003 provocaron las primeras protestas, por parte de científicos y ambientalistas. En 2004, varios científicos presentaron un primer informe resaltando la extraordinaria biodiversidad de Yasuní, lo que llevó a la negativa del gobierno para la construcción de la carretera en el parque en el año siguiente. Este mismo año, “varias personas, movimientos sociales y ambientalistas de la sociedad civil ecuatoriana desarrollaron la propuesta Yasuní-ITT con el propósito de dejar el crudo bajo tierra en el Parque Nacional Yasuní en la Amazonía”, escribe el analista ambiental Joerg Elbers. El enfoque era en la conservación de la biodiversidad y el espacio de vida de diferentes grupos indígenas y no se hablaba de compensaciones.
Recién cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa adoptó la propuesta, comenzó a utilizar el argumento adicional del cambio climático y solicitó una compensación monetaria de la comunidad mundial. Con esto, la propuesta había tomado una nueva dirección, totalmente diferente de la de sus inicios.
“El Presidente del Ecuador, Rafael Correa anunció en 2007, ante la Asamblea de las Naciones Unidas, el compromiso del país para mantener indefinidamente inexplotadas las reservas de 846 millones de barriles de petróleo en el campo ITT (Ishpingo-Tambococha-Tiputini), equivalente al 20% de las reservas del país, localizadas en el Parque Nacional Yasuní en la Amazonía ecuatoriana”, se lee en la página oficial del proyecto.
Al mismo tiempo, Correa “solicitó” al mundo compensar a Ecuador por el dinero perdido por la no-extracción y luego no-venta del petróleo. Con el tiempo esta “solicitud” tomó la forma de una condición para no extraer el petróleo. Se cambiaron las bases conceptuales de la propuesta, la nueva realidad siendo esta: El Estado ecuatoriano amenaza con sacar el petróleo del bloque ITT-Yasuní, causando la destrucción del medio ambiente y del hábitat de los grupos indígenas en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenane. “Si el mundo no quiere que lo hagamos, nos tendrán que pagar”, este era el nuevo mensaje.
El Estado ecuatoriano pretende pasar su responsabilidad constitucional de garantizar los derechos de pueblos en aislamiento voluntario y la biodiversidad en el Parque Nacional Yasuní a la comunidad internacional. El socio-ambientalista Eduardo Gudynas comenta al respecto: “Pero tampoco puede minimizarse que al condicionar la moratoria petrolera a una compensación económica, se cayó en una contradicción insalvable. Es que el mandato constitucional ecuatoriano obliga a la protección de ese tipo de áreas, tanto por proteger los derechos de indígenas como los de la Naturaleza. Se vuelve muy difícil pedir a otros gobiernos una compensación económica por cumplir con una obligación constitucional propia”.
Una vez que la iniciativa fue presentada como aporte a la mitigación del cambio climático - “Esta Iniciativa permitirá evitar la emisión de 407 millones de toneladas de CO2” – llegaron otras observaciones críticas. Por un lado, ¿cómo quiere un gobierno de un país que cambia su Constitución cada par de años garantizar algo “indefinidamente”? Porque, si el petróleo es sacado y quemado luego de aquí a 50 o a 100 años, al igual contribuiría al calentamiento global. Pero el país, mientras tanto, se hubiera beneficiado de unos cuantos miles de millones de dólares. Otro tema que hay que ver es el real impacto global. ¿Alguien cree seriamente que el mundo quemaría 846 millones de barriles de petróleo menos en consecuencia de la Iniciativa Yasuní-ITT? ¿No es más probable, que las economías fuertemente dependientes de petróleo lo extraerían en otro lado? En este caso, el problema es solo transferido a otro lugar, pero a un costo muy elevado. Yasuní-itt no aportaría a la transición del sistema energético e industrial de los países del norte o de las economías emergentes.
Al otro lado está la realidad ecuatoriana, donde “el subsidio a los hidrocarburos está acelerando el consumo de petróleo en el país”, lo que contrarresta directamente los posibles beneficios de la Iniciativa Yasuní-ITT.
La verdad es que el esquema propuesto no sirve para combatir al cambio climático.
Sin embargo, en 2010 fue creado el Fondo Yasuní (Yasuni ITT Trust Fund), patrocinado por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas – PNUD, que llevó a nuevas dificultades. Uno de los temas de discusión más controversiales había sido el control sobre los recursos recaudados, especialmente la (falta de) participación efectiva de los indígenas locales. El modelo implementado a iniciativa de Correa da una mayoría estructural al gobierno ecuatoriano, que a muchos no pareció una forma adecuada de manejar fondos globales en bien de grupos indígenas y la protección de la biodiversidad.
Queda ahora la pregunta, ¿qué pasará con la plata donada al Fondo Yasuní?
Las diferentes facetas del Parque Nacional Yasuní: Bothriopsis taeniata (izq.; foto cortesía de Olivier Dangles; construcción de infraestructura petrolera (medio; fuente: Informe especial de la situación ambiental y social del Yasuní/ITT, 2012) y Nutria (dcha., foto cortesía de Olivier Dangles)
La primera reacción de Correa a las protestas fue la amenaza de prohibir toda prensa escrita, alegando que de esta manera se estaría salvando mejor el bosque. Obviamente una fuerte agresión a la libertad de prensa bajo un pretexto surrealista, especialmente en vistas del fuerte subsidio estatal para el uso de petróleo. Uno se pregunta, ¿cuán serio ha sido el gobierno del Ecuador?
Unas seis semanas antes el gobierno ecuatoriano había todavía confirmado en la página web del proyecto Yasuní-ITT su continuación: “Tras la evaluación realizada el pasado 1 de julio, con el Presidente Rafael Correa y representantes de Sectores Estratégicos, el resultado fue positivo: la Iniciativa Yasuní ITT se fortalece y continúa."
Lo que muchas veces ha sido ignorado, es el hecho que en varias partes del Parque Nacional Yasuní ya se está explorando y explotando petróleo. El mapa adjunto de la Reserva de la Biósfera Yasuní muestra los diferentes bloques petroleros sobrepuestos al parque nacional.
Según el informe “¡Yasuní, el crudo despertar de un sueño! Informe especial de la situación ambiental y social del Yasuní/ITT” de la ONG "Amazonía por la Vida”, sin embargo, el gobierno de Correa hace tiempo está avanzando paralelamente a las actividades de la Iniciativa Yasuní-ITT el “Plan B”, destinado a la explotación del petróleo del bloque Yasuní-ITT en pleno Parque Nacional. Para este fin se avanza con la construcción de caminos y otra infraestructura petrolera en al bloque 31, adyacente directamente al bloque ITT, ambas dentro el Parque Nacional Yasuní. “El plan B, aparece con una serie de pasos más concentrados y secuenciales”, analiza el informe. “Para este plan se han dado también señales que les permiten a las empresas contar como un hecho con la explotación de la zona, entre ellos: el memorando de entendimiento para explotar el ITT con las empresas estatales Petrobrás (Brasil), Sinopec (China) y Enap (Chile) el mismo mes de 2007; la licencia ambiental entregada a Petrobrás para entrar al bloque 31 en octubre del 2007.” La conclusión del informe es contundente: “Ha habido incumplimiento al compromiso de mantener la opción de no extracción del crudo como primera opción. Los continuos mensajes contradictorios, pero sobre todo el avance de la actividad petrolera en la orilla así lo verifican.”
Con esta decisión Correa dice adiós a la creación de un “nuevo mundo”, como reza la página oficial de la Iniciativa Yasuní-ITT. El intento de tomar rehén al mundo entero ha fracasado. Eduardo Gudynas alerta sobre las consecuencias a nivel regional: “La medida ecuatoriana sin dudas alentará las presiones sobre áreas protegidas que también se viven, por ejemplo, en Perú y Bolivia. También muestra que el país no logra cumplir las promesas de diversificación productiva, y vuelve a caer en un papel de proveedor de materias primas”.
Ahora la conservación del Parque Yasuní otra vez depende de la fuerza de la sociedad civil del Ecuador y el movimiento ecologista (no solamente del Ecuador). Ambientalistas y organizaciones de la sociedad civil ya están preparando la recolección de 600.000 firmas, necesarias para la realización de una consulta popular sobre la moratoria.
Mapa.pdf |
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