2017
Estimados lectores,
Ha terminado otro año, el primero en toda la historia de la humanidad en el cual la concentración de dióxido de carbono ha estado por encima de los 400 ppm (partes por millón) durante todo el año. Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en aumento y la temperatura global ha sido la más alta desde el inicio de las mediciones.
Al otro lado del balance, observamos señales de esperanza; hemos visto la entrada en vigencia del Acuerdo de París a menos de un año de su firma y los costos de las energías renovables han continuado bajando a niveles que las hace competitivas en condiciones de mercado en muchas partes del mundo.
Seguimos frente a enormes retos, pero no queda otro camino que seguir luchando por un mundo resiliente para todas y todos.
Les deseo a todos Uds. un buen Año Nuevo, con muchos logros, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
Dirk Hoffmann, Editor del Klimablog
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Como especie humana, hemos alterado el Sistema Tierra de tal magnitud, que ha sido necesario declarar el comienzo de una nueva época geológica, la “edad del hombre” o el “Antropoceno.
Esta es la recomendación del “Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno” después de 6 años de debate y análisis, presentado en su informe al Congreso Geológico Internacional del 29 de agosto pasado.
Crédito: Subcommission on Quaternary Stratigraphy
[leer más]2016
El nuevo número de la revista peruana “Revista Interquorum. Nueva Generación”, está dedicada a las “Alternativas al Extractivismo” y reúne artículos para enriquecer el debate latinoamericano en la búsqueda de alternativas al modelo de desarrollo, basadas en una sociedad con justicia y sostenibilidad ambiental.
En el primer artículo de la publicación titulado “Cambio climático y transiciones”, Dirk Hoffmann y Moira Zuazo argumentan la necesidad de una “gran transición” en democracia para garantizar la continuación de la civilización humana frente a la amenaza de los crecientes impactos del cambio climático. Publicamos a continuación una versión abreviada del texto original.
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El 23 de julio de este año, el científico del cambio climático más renombrado del mundo, James Hansen, ha lanzado una “bomba” al debate académico-político sobre cambio climático. En una revista científica de acceso abierto, conjuntamente a otros 16 científicos, ha publicado el artículo "Derretimiento de hielo, aumento del nivel del mar y super-tormentas. Evidencias de distintas fuentes: datos paleoclimáticos, modelamiento climático y observaciones modernas que en conjunto constata que 2 °C de calentamiento es altamente peligroso”.
La conclusión: Siguiendo la actual trayectoria de emisiones, un aumento del nivel del mar de varios metros hasta 2100 es casi inevitable. “Disrupción social y consecuencias económicas de un aumento del nivel del mar de esta magnitud podrían ser devastadoras”.
Croquis de Hansen que visualiza los mecanismos descritos que llevarían a una desintegración acelerada de las capas de hielo de la Antártida
Un aumento del nivel del mar de varios metros hasta 2100 es inevitable
La publicación del artículo de James Hansen y colegas "Derretimiento de hielo, aumento del nivel del mar y super-tormentas. Evidencias de distintas fuentes: datos paleoclimáticos, modelamiento climático y observaciones modernas que en conjunto constata que 2 °C de calentamiento es altamente peligroso ”(Ice melt, sea level rise and super storms: evidence from paleoclimate data, climate modeling, and modern observations that 2 °C global warming is highly dangerous) constituye una línea divisora de aguas; hay un antes y un después. La discusión sobre cambio climático, sea en ámbitos académicos, sea en ámbitos políticos, ya no será la misma.
Su publicación es claramente una provocación; una provocación del mundo científico, del mundo político y de la sociedad global en general. ¿Cómo se atreve un puñado de científicos de enfrentarse con la sabiduría del IPCC, el Grupo de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas? En el año 2007, junto al activista ecológico Al Gore, el IPCC recibió el Premio Nobel de la Paz.
En su más reciente informe de 2013, el Fifth Assessment Report AR5, da un margen de entre 52-98 cm de aumento del nivel del mar hasta finales de siglo – no incluyendo la posibilidad de la desintegración acelerada de la capa de hielo de la Antártida Occidental, que podría contribuir con “varios décimos de un metro” durante este tiempo.
La crítica principal de Hansen y colegas: Los modelos que se usan para pronosticar el derretimiento de las capas de hielo son demasiado retardados y se encuentran en “un estado primitivo”.
“Nuestros modelos acoplados atmósfera – océano muestran que el agua dulce (del derretimiento de las capas de hielo) provoca SPURS retroalimentaciones positivas que a su vez acelerarían la pérdida de masa de las plataformas y capas de hielo, y de esta forma están aportando a nuestro supuesto de una respuesta no-linear de las capas de hielo”.
Ahora James Hansen y sus 16 co-autores alertan el mundo sobre un aumento del nivel del mar de varios metros, si las emisiones globales siguen en su actual trayectoria de aumento constante. “Mi conclusión, en base a la totalidad de la información disponible, es que emisiones altas y continuadas resultarán en un aumento del nivel del mar de varios metros durante este siglo y asegurará (lock-in) la desintegración persistente de las capas de hielo de tal manera que la construcción o reconstrucción de ciudades en las líneas costeras se volvería una locura”.
“Que el efecto invernadero ya ha llegado, es simplemente una conclusión lógica.” – James Hansen; fuente: Kerr (LINK-16), Science 1989
Ahora bien, el artículo ha sido publicado antes de su debido proceso de revisión científica interna (peer review). Explica Hansen el porqué: “Hemos sometido nuestro artículo a una revista de “Discusión” de acceso abierto (ACPD), esperando de esta forma involucrar a las comunidades científica y de tomadores de decisión en una conversación importante sobre la urgencia de reducir las emisiones de combustibles fósiles y la pertinencia de las políticas actuales y propuestas”. - El mundo científico está ahora frente el gran reto de discutir y criticar el estudio.
“Concluimos que un aumento de 2 grados sería altamente peligroso”.
El artículo constituye también una provocación al mundo político, porque en solo unos pocos meses representantes de las 195 naciones miembros de la Convención Climática se encontrarán en París para su vigesimosegunda reunión anual, con el propósito de mantener el aumento de temperatura por debajo de los 2 °C, considerados el límite hacia un cambio climático peligroso. Los medios repiten una y otra vez que tenemos que llegar a una trayectoria que permite quedarnos por debajo de los 2 grados.
A todos ellos Hansen et al. les dicen directamente en la cara que su meta no sirve para este propósito: “Concluimos que el “límite seguro” de los 2 °C de calentamiento global, afirmado en el Acuerdo de Copenhague (2009), no provee seguridad, porque un tal calentamiento muy probablemente llevaría a un aumento del nivel del mar de varios metros, además de varias otras consecuencias igualmente disruptivas para la sociedad humana y los ecosistemas”.
Según Hansen, la tarea para la COP 21 en París a fines del año es una sola:“El mensaje que la ciencia climática trae para los tomadores de decisión, en vez de estar definiendo un “límite seguro”, es que las emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles debe ser reducido tan rápido como sea factible”.
En relación al actual debate internacional de los 2 °C, Hansen explica que temperatura no es la medida adecuada, porque el derretimiento de grandes cantidades de hielo en las regiones polares tiene un efecto de enfriamiento (por un cierto tiempo), de esta forma “escondiendo” la gravedad de la situación. “El desbalance energético del planeta es la medida crítica para la humanidad, porque el balance energético debe estar restaurado, si se quiere estabilizar el clima”. La Convención Climática habla de las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero en la atmósfera –y no de temperatura- que tiene una correspondencia directa con el balance energético.
Para Hansen, esto significa que tenemos que bajar la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera de los actuales 400 ppm a “350 ppm y posiblemente menos”.
Una vez más, “Hansen vs. el mundo”
El gran, gran problema es de quién viene el estudio. – Viene de James Hansen, el científico del cambio climático más importante del mundo. Hansen es director retirado del Centro Goddard para la Investigación del Espacio de la NASA de los Estados Unidos. Ha escrito cientos de artículos sobre el calentamiento global. Era Hansen, que en 1988 en una audiencia del Congreso, ha alertado al público de los Estados Unidos (y del mundo) sobre los peligros del aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera. Ese mismo año se conformó el IPCC en el seno de las Naciones Unidas y se comenzó a armar la Convención Climática, que luego fue firmada durante la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro en 1992.
Sin embargo, Hansen ya había publicado un artículo científico sobre los peligros del calentamiento global antropógeno muchos años antes. Junto con varios colegas, en 1981 Hansen publicó el artículo “Impacto climático del aumento de dióxido de carbono atmosférico” (Climate Impact of Increasing Atmospheric Carbon Dioxide) en la revista científica más prestigiosa, Science.
Si uno vuelve a leer el documento hoy día, a casi 35 años de su publicación, uno se queda con la boca abierta frente a la precisión y claridad de los cálculos y argumentos que Hansen y colegas realizaron en aquel momento. Y uno se queda con un sentimiento de rabia y tristeza profunda, preguntándose ¿por qué el mundo no lo ha tomado en cuenta hasta hoy? Desde la publicación de este artículo, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha subido de 340 ppm (partes por millón) a 400 ppm en mayo de este año. Agregamos entre 2 a 3 ppm adicionales cada año.
Por ejemplo, para una trayectoria alta de uso de energías fósiles, habían calculado un aumento de temperatura de entre 3 y 4,5 °C hasta finales del siglo XXI. El último informe del IPCC llega a un rango de entre 2,6 – 4,8 °C, al cual se tendría que agregar aproximadamente 0,5 °C, porque su línea base es otra (el promedio de 1986-2005).
La construcción de la argumentación de Hansen et al.
Para llegar a sus conclusiones, Hansen y colegas construyen su argumentación en base a tres pilares. Por una, la reconstrucción de la evidencia paleoclimatológica, segundo modelaciones climáticas sofisticadas y luego mediciones actuales.
Durante el último tiempo caliente (antes de la última época glaciar), el interglacial Eemiense (Eemian warm period) alrededor de 120.000 años atrás, el nivel del mar estaba entre 6 a 9 metros más alto que hoy y –aquí viene el detalle fatal- la temperatura era solo 1 °C más alta que la temperatura actual. En unos 20 o 30 años la temperatura estará en el mismo nivel que durante el interglaciar Eemiense. ¿No sería entonces lógico –o por lo menos posible- , que el nivel del mar debería llegar también a los niveles alcanzados en este entonces?, se preguntaron los investigadores.
Ya en 2007 Hansen había escrito: “En mi opinión, ahora y hay información suficiente, como para poder decir que los escenarios de seguir haciendo las cosas como siempre las hacemos (business-as-usual), nos llevarán, con casi una absoluta certeza a un aumento del nivel del mar de varios metros en los próximos 100 años”.
Desde ese momento, Hansen y sus colaboradores han estado investigando esta temprana profecía, buscando evidencias, probando modelos y construyendo sus argumentos. Esto nos muestra que la provocación de la publicación de "Derretimiento de hielo, aumento del nivel del mar y super-tormentas. Evidencias de distintas fuentes: datos paleoclimáticos, modelamiento climático y observaciones modernas que en conjunto constata que 2 °C de calentamiento es altamente peligroso” no es resultado de un impulso, de una idea lanzada de forma tempestiva y sin meditar. Todo lo contrario. Por una década Hansen y varios científicos igualmente de renombre global, han estado trabajando sobre el tema. De cierta forma se puede decir que se trata de la síntesis de una vida de investigación de un científico atmosférico visionario, el segundo gran legado de James Hansen.
La pregunta de la desintegración acelerada o el colapso de las capas de hielo de la Antártida Occidental y de Groenlandia ya no es sobre si o no se va a dar; la pregunta ahora es solamente ¿en qué tiempo se dará? Lo que Hansen y colegas sugieren es que el marco temporal para el colapso de la capa de hielo de la Antártida Occidental es de entre 50 y 200 años.
David Archer, uno de los climatólogos experto en tiempos geológicos más renombrados y revisor oficial del estudio de Hansen et al., ha aplaudido de manera entusiasta el trabajo “extremadamente rico y panorámico” de Hansen y colegas. “Esta es otra obra maestra de síntesis académica, virtuosismo de modelamiento y visión de Hansen, con implicancias profundas”, comentó Archer, llamándole “un volcán intelectual y creativo” a Hansen.
“En primer lugar está la identificación de condiciones descontroladas (runaway) en los glaciares que desembocan en el mar de la capa de hielo de la Antártida Occidental (West Antarctic Ice Shield – WAIS), que vuelve obsoletos los pronósticos del IPCC para el aumento del nivel del mar al año 2100”. – El último informe del IPCC ha sido publicado recién hace menos de dos años...
Otros científicos son más cautelosos. Todavía están llegando comentarios y será interesante ver hasta qué punto los autores serán obligados a revisar partes de su estudio y de sus resultados.
Hansen vs. el mundo acerca de la amenaza del calentamiento global; título del artículo de Richard Kerr de 1989
Años atrás, Hansen se ha vuelto activista, sin dejar la investigación científica, cuando ha visto cada vez más claro que en la esfera política no se estaban tomando las decisiones necesarias para revertir al mundo de su trayectoria catastrófica.
“Siempre podemos decir que necesitamos más investigaciones. Sin embargo, cuando se acumula la evidencia, en algún momento un científico tiene que decir que ya es tiempo de dejar de dar vueltas y que la evidencia es realmente bastante fuerte... en mi opinión hemos llegado a este punto en relación al aumento del nivel del mar”.
Ahora, Hansen y sus 16 co-autores, nos dicen:
“Concluimos que 2 °C no proporciona seguridad, porque un tal calentamiento muy probablemente llevará a un aumento del nivel del mar de varios metros, acompañado de varias otras consecuencias igualmente disruptivas para la sociedad humana y los ecosistemas”.
En los años 80 del siglo pasado no faltaban quienes declaraban que Hansen era un loco, que sus predicciones no tenían base. Podemos escuchar los mismos comentarios hoy día...
¿Tenemos realmente el derecho moral de descartarlo, porque nos parece demasiado grave? ¿O, porque no somos capaces de imaginarnos un mundo un un nivel del mar tres, cuatro o cinco metros más alto que hoy día? ¿Realmente no debemos nada a nuestros hijos y las futuras generaciones?
Tengo miedo. Porque la catástrofe comenzará mucho antes de que los océanos del mundo hayan aumentado su nivel en solo dos metros. El mundo no puede arriesgar que nuevamente Hansen tenga la razón en este nuevo episodio de “Hansen vs. el mundo”. El precio sería demasiado alto. En palabras de los propios investigadores:
“Nuestro análisis pinta un cuadro diferente que el IPCC (2013) de cómo esta fase del Híper-Antropoceno muy probablemente seguirá, si las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) siguen en una tasa que permite continuar de bombear energía a los océanos en una tasa muy alta. Concluimos que un aumento del nivel del mar de varios metros sería prácticamente inevitable. Disrupción social y consecuencias económicas de un aumento del nivel del mar de esta magnitud podrían ser devastadoras. No es difícil imaginar que conflictos resultantes de migraciones forzadas y colapso económico volverían ingobernable al planeta, amenazando el tejido civilizatorio”.
Un grupo de científicos dedicados a la criósfera, al estudio de las regiones de nieve y hielo, empezaron a usar el término “Imperativo de la Criósfera” (Cryosphere Imperative) para argumentar la necesidad de niveles más altos de ambición en la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, en base a los riesgos muy reales que el cambio climático ya posa para estas regiones.
La Iniciativa International de la Criósfera y del Cambio Climático (ICCI), conjuntamente con un rango de organizaciones polares y de montaña, incluyendo el Instituto Boliviano de la Montaña, estarán trabajando para llevar la atención de los gobiernos y de las sociedades en general hacia estos tópicos en el camino a la COP 20 en Lima y el Acuerdo de París de 2015. El texto abajo, versión en castellano, resume las líneas principales de este “Imperativo de la Criósfera” y sus implicancias para el proceso de negociación climática en Lima y París.
Hielo marítimo en el Ártico, fuente: www.iccinet.org
[leer más]El vertiginoso aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera de nuestro planeta no solamente está causando un calentamiento global y consecuente cambio climático, sino también altera la química de los océanos del mundo en una forma dramática, con consecuencias para los ecosistemas marinos todavía poco comprendidas.
Los océanos ya son un 26% más ácidos comparados con tiempos pre-industriales y la actual tasa de acidificación es 10 veces más alta que hace 55 millones de años, cuando ocurrió una extinción en masa de especies marinas.
[leer más]La concentración de CO2 en la atmósfera ha sobrepasado la marca de las 400 ppm (partes por millón) por primera vez en la historia humana durante la última semana.
En la expectativa de llegar a este hito importante, el Instituto Scripps de Oceanografía, institución responsable de las mediciones respectivas en el laboratorio de Mauna Loa (Hawai), hace poco estableció una página propia en internet para transmitir las mediciones a diario.
Concentraciones de dióxido de carbono en el Observatorio de Mauna Loa, semana del 10 al 16 de mayo de 2013; fuente: http://bluemoon.ucsd.edu/co2_400/mlo_one_week.png
[leer más]2012
La quema masiva de combustibles fósiles, primero leña y carbón y más tarde petróleo y gas -que ha sido el motor y el eje orientador de la conformación de las sociedades industriales- ha liberado grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, en una escala no experimentada antes por la Tierra. Tal vez con excepciones en ciertas épocas de alta actividad volcánica.
Debido a esta quema, la concentración del dióxido de carbono en el planeta ha aumentado a una velocidad sin precedentes de 280 ppm iniciales a 394 ppm en la actualidad, dando lugar al calentamiento global.
Las mediciones de CO2 se iniciaron en 1958, registrándose 314 ppm; hoy día tenemos alrededor de 394 ppm. Fuente: NOAA
[leer más]El “efecto invernadero”, también llamado “efecto estufa” es el mecanismo primordial que ha permitido la vida de plantas, animales y hombres en la Tierra durante los últimos millones de años. La concentración de ciertos gases en la atmósfera, como por ejemplo del dióxido de carbono, define la temperatura de nuestro planeta.
Desde finales de la última época de hielo, hacia aproximadamente 12.000 años atrás, la concentración del CO2 se ha mantenido constante en alrededor de 280 ppm (partes por millón), garantizando condiciones climáticas relativamente estables por milenios.
Debido al vertiginoso aumento de las emisiones de CO2 desde inicios de la industrialización, sin embargo, la concentración aumentó a casi 400 ppm en la actualidad, provocando un desbalance climático global.
Uno de los problemas en la comunicación del calentamiento global: el CO2 en la atmósfera es invisible
[leer más]Según mediciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) en su estación de Barrow en Alaska, durante esta primavera nórdica, la concentración de CO2 en la atmósfera del Ártico pasó la barrera de los 400 ppm (partes por millón) – un nivel inédito por lo menos en los últimos 800 mil años.
El promedio global de la concentración de dióxido carbono, el gas de efecto invernadero (GEI) más importante, está actualmente en 395 ppm, pero debido a la tendencia de aumento anual de 2 ppm (o más), en unos tres años igualmente romperá este triste récord.
Estación de medición en Barrow, Alaska (izq.); botellas con pruebas de aire para su análisis (dcha.). Fuente: NOAA.
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