El 26 de abril de 1986, en el lejano lugar Chernóbil, de lo que en ese entonces era todavía la Unión Soviética, se produjo el peor accidente nuclear de la historia, que contaminó gran parte de Europa y de territorio soviético.
Con diferentes ceremonias, la semana pasada se conmemoró el 30 aniversario del accidente que costó la vida y afectó la salud de millones de personas y cuyos costos económicos son sentidos hasta hoy día.
La planta nuclear de Chernobíl después del accidente de 1986; fuente: mohawkhairstylesforblackwomen.science
Después de 30 años, siguen los costos humanos y económicos
30 años después de accidente nuclear en Chernóbil, hoy parte de Ucrania, la mayor catástrofe atómica de la historia de las plantas nucleares, es también 5 años después del segundo mayor accidente atómico que ocurrió el 11 de marzo de 2011 en Fukushima en Japón.
Cuando el bloque 4 de la central nuclear de Chernóbil explotó durante una operación de rutina el día 26 de abril de 1986, el mundo tardó varios días en enterarse de lo que había pasado. Con un inadmisible retraso las autoridades soviéticas admitieron la explosión y la liberación de grandes cantidades de material radioactivo.
Más allá de la extrema contaminación radiar en la zona de la planta atómica, una gran nube de Cesio-137, el isótopo más volátil, se había expandido sobre gran parte de Europa central y del norte, y la parte occidental de la Unión Soviética. En el sur de Alemania se puede detectar el Cesio-137 todavía hoy día, y seguramente en muchas otras regiones que sufrieron el paso de la nube radioactiva invisible. De igual manera, los depósitos nucleares de las explosiones atómicas de ensayo en el Pacífico por Francia y Estado Unidos en las décadas de la postguerra que se pueden detectar todavía en la región, pero también en el hielo de Groenlandia.
La ciudad socialista modelo de Pripyat de unos 50.000 habitantes y que había sido construida en 1970 para albergar a los ingenieros y trabajadores de la planta nuclear de Chernóbil, fue evacuada en los días después de accidente. En total, 400.000 personas tuvieron que ser evacuadas. Lo que inicialmente había sido anunciado como una medida de precaución por un par de días, continúa hasta hoy – probablemente continuará por unos siglos más debido a los altos niveles de radiación.
Vista actual de la central nuclear de Chernóbil; fuente: Ingmar Runge/wikipedia
La equivocada propuesta nuclear frente al cambio climático
A pesar de las evidencias de los peligros que representa el uso civil de la energía nuclear, todavía hay países en el mundo que siguen construyendo nuevas "bombas de tiempo“, reactores nucleares que por alguna combinación de factores poco probables –pero siempre posibles- pueden explotar y crear nuevas catástrofes atómicas.
También hay científicos, como el renombrado científico climático James Hansen, que abogan por el uso de la energía nuclear, como solución al calentamiento global. En un reciente documento de posicionamiento frente a la opinión pública, varios científicos han presentado un “escenario ilustrativo”, según el cual la construcción de "115 reactores por año hasta 2050” puede descarbonizar el sistema eléctrico del mundo entero.
Más allá de que esto no es factible en términos económicos, ¿qué ganamos si con cada nueva planta nuclear aumenta el riesgo de otro accidente catastrófico al estilo de Three Mile Island, Chernóbil, Fukushima – o incluso de mayores dimensiones? Recordemos que en el caso de Chernóbil solo se escapó el 5% del material radioactivo contenido en el reactor. Igual en el caso de Fukushima el mundo ha tenido una cierta suerte, porque el derretimiento dl núcleo no había sido completo.
En un documento estratégico la Agencia de la Energía Nuclear (NEA) y la Agencia Internacional de Energía (IEA) han presentado un “Camino tecnológico hacia adelante” (Technical Roadmap) para el futuro de la energía atómica en un mundo de cambio climático. En este escenario optimista (según los propios autores), el porcentaje de electricidad generado por plantas nucleares en el mundo aumentaría del 11% actual a un 17% en el año 2050. Estas cifras muestran de forma contundente que el aporte de la energía nuclear en reducir el calentamiento global es bastante reducido.
Cómo la tabla (abajo) indica, el número de centrales nucleares que se comenzó a construir por año ha bajado constantemente desde sus tiempos de auge entre finales de los años 60 y finales de los 70 hasta comienzos del siglo XXI, con bajones después de cada uno de los tres grandes accidentes atómicos.
Numero de inicios de construcción de plantas nucleares en el mundo, de 1955 a 2014; fuente: IAEA vía ClimateProgress.org
La muerte de la energía nuclear en sociedades democráticas con economías de mercado
Antes del accidente atómico de Fukushima en 2011, ocurrido en un país altamente tecnificado, en los países del occidente persistía la creencia de que un accidente al estilo Chernóbil solo fuese posible en países menos avanzados tecnológicamente y con estándares de seguridad muy por debajo. Al haberse visto equivocada, en consecuencia de la catástrofe de Fukushima el canciller alemán Angela Merkel determinó el cierre total de las centrales nucleares alemanas todavía en funcionamiento hasta el año 2022.
Otros países, como Italia y Suiza, ya habían decidido salir de la energía nuclear. Finlandia no consigue terminar la construcción de su reactor Olkiluoto, que cuenta con 10 años de retraso y un costo de 5 millones de euros adicionales al costo previsto. Lo mismo en Inglaterra, donde ahora se trata de construir una nueva planta atómica con tecnología francesa y financiamiento chino; algo inédito en Europa occidental y una muestra que en sociedades democráticas con economías de mercado es casi imposible construir nuevas centrales, debido por una parte a la falta de aceptación por la población, pero fundamentalmente por la falta de perspectiva económica frente a los costos cada vez más bajos de las energías renovables. Cómo ya había comentado en el Klimablog, la energía nuclear es demasiado peligrosa y demasiado cara para ser opción contra el cambio climático. Punto.
Mientras que Bolivia vivía la emoción de la visita del papa Francisco, del 7 al 10 de julio de este año se reunieron casi 2.000 científicos del cambio climático en París en el mayor evento científico antes de la Conferencia COP 21 a fines de 2015.
La conferencia “Nuestro futuro común bajo el cambio climático” confirmó los datos principales del último informe del IPCC, intentó mostrar posibles soluciones prácticas al cambio climático y enfatizó la necesidad urgente de reducir las emisiones globales a cero.
Foto: newsroom.unfccc.int
[leer más]Por invitación del Programa de Naciones Unidas por el Medio Ambiente (PNUMA), un día entero se había reservado al margen de la COP 20 en Lima para la realización del “Foro de Cooperación Sur-Sur y Cambio Climático” (South-South Cooperation on Climate Change Forum - SSCCC).
Durante el Foro, China anunció la creación de un fondo global para la cooperación Sur-Sur en temas de cambio climático, en una clara muestra de liderazgo de los países del Sur. El South-South Cooperation Fund on Climate Change (SSCF) comenzará a funcionar a finales del próximo año.
El Foro de Cooperación Sur-Sur sobre Cambio Climático en Lima contó con participación del más alto nivel.
[leer más]2014
Del 1º al 12 de diciembre de 2014 Lima será la sede de la vigésima Conferencia Climática de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Presentamos aquí dos textos; uno sobre los preparativos de la sociedad civil peruana y otro sobre la Estrategia Nacional frente al Cambio Climático del vecino país.
Con esta entrada comienza una serie de artículos alrededor y desde la Conferencia Climática COP 20 de las Naciones en Lima en el Klimablog, que ha sido posible gracias al apoyo financiero del Fondo Climático de Alemania: Durante la COP 20 el Klimablog va a contar con entradas diarias desde Lima.
[leer más]2013
La meta de limitar el aumento de temperatura global a 2 °C hasta finales del siglo es el marcador principal para orientar las negociaciones climáticas internacionales. Debido al crecimiento continuado de las emisiones globales y los pocos avances en las negociaciones climáticas en el marco de la Convención Climática, la posibilidad de efectivamente limitar el calentamiento a dos grados centígrados se ha vuelto casi cero. Esto coloca el mundo en un dilema, ¿entonces qué hacer con esta meta?
Oliver Geden, analista político del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y Seguridad (SWP), ha presentado un documento de investigación y estrategia que analiza las consecuencias y opciones de una posible modificación de la meta de los 2 °C.
La meta de los 2 °C en la COP 18 en Doha, Qatar (2012)
[leer más]En la segunda parte de esta entrada presentamos el resumen de los cuatro nuevos informes publicados en ocasión de la reciente Conferencia Climática de Doha:
"Informe sobre la disparidad en las emisiones" del Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente;
"Reducir el calor: Por qué se debe evitar un aumento de 4° C de la temperatura mundial" del Banco Mundial;
"¿Demasiado tarde para dos grados?" de PricewaterhouseCoopers; y
"Panorama Mundial Energético" de la Agencia Internacional de Energía.
Cabe destacar que llevan el mismo mensaje: Si no se comienza en los próximos años a reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo estará en camino imparable a un calentamiento de 4, 5 o 6 grados hasta 2100 – con consecuencias catastróficas.
[leer más]Los escenarios de emisiones del SRES (Informe Especial de Escenarios de Emisiones del IPCC) del año 2000 han sido la base para el Tercer Informe (TAR) de 2001 y el Cuarto Informe (AR4) de 2007. Al mismo tiempo, han servido a la comunidad científica global de modeladores del clima durante toda una década (hasta la actualidad).
Recientemente la comunidad de los modeladores ha empezado a usar una nueva generación de escenarios, los “RCP” o “Trayectorias representativas de concentraciones” (Representative Concentration Pathways), desarrollados para el Quinto Informe del IPCC a ser publicado entre 2013 y 2014.
Las emisiones reales (medidas) de la quema de fósiles en comparación a los escenarios de emisiones del IPCC de 2000. La flecha roja indica el nivel de emisiones actuales, mientras que la flecha negra mustra donde nos encontraríamos acorde a la trayectoria A2; elaboración propia en base a The Copenhagen Diagnosis, 2009.
[leer más]En un artículo muy reciente titulado “La Nueva Matemática de Horror del Calentamiento Global” (“Global Warming´s Terrifying New Math”) publicado en la revista “Rolling Stone”, Bill McKibben, el más influyente activista contra el cambio climático de Estados Unidos, llama a una campaña contra el que considera el “enemigo principal del cambio climático”: las empresas petroleras multinacionales.
McKibben presenta cálculos de su “nueva matemática”, donde contrasta el monto de carbono que aún falta emitir para calentar la atmósfera por encima del límite de los 2° C (565 giga toneladas), frente a todas las reservas comprobadas de las empresas y estados productores de hidrocarburos (2.795 giga toneladas). Si la diferencia entre ambas cifras (2.795 – 565 = 2.230) se emite a la atmósfera, solo cabe pronosticar consecuencias aterradoras para el planeta.
Fig. 1: Ilustración por Edel Rodríguez (www.rollingstone.com)
[leer más]Las emisiones de CO2 llegaron a un nuevo récord durante el año pasado. Según una nota de la Agencia Internacional de Energía (IEA) publicado el 24 de mayo pasado, las emisiones de combustibles fósiles alcanzaron 31.6 gigatoneladas (Gt) - aproximadamente 1 Gt por encima del valor del año 2010.
Si la humanidad mantiene este ritmo de crecimiento por un par de años más, la posibilidad de limitar el calentamiento global por debajo de 2° C será igual a cero.
[leer más]1
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