2017
Estimados lectores,
Ha terminado otro año, el primero en toda la historia de la humanidad en el cual la concentración de dióxido de carbono ha estado por encima de los 400 ppm (partes por millón) durante todo el año. Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en aumento y la temperatura global ha sido la más alta desde el inicio de las mediciones.
Al otro lado del balance, observamos señales de esperanza; hemos visto la entrada en vigencia del Acuerdo de París a menos de un año de su firma y los costos de las energías renovables han continuado bajando a niveles que las hace competitivas en condiciones de mercado en muchas partes del mundo.
Seguimos frente a enormes retos, pero no queda otro camino que seguir luchando por un mundo resiliente para todas y todos.
Les deseo a todos Uds. un buen Año Nuevo, con muchos logros, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
Dirk Hoffmann, Editor del Klimablog
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Como especie humana, hemos alterado el Sistema Tierra de tal magnitud, que ha sido necesario declarar el comienzo de una nueva época geológica, la “edad del hombre” o el “Antropoceno.
Esta es la recomendación del “Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno” después de 6 años de debate y análisis, presentado en su informe al Congreso Geológico Internacional del 29 de agosto pasado.
Crédito: Subcommission on Quaternary Stratigraphy
En reconocimiento de la profunda influencia sobre el Sistema Tierra (Earth system) que ha ganado la especie humana, un grupo de científicos ha declarado el comienzo de una nueva época geológica, el “Antropoceno”. En su reciente informe al Congreso Geológico Internacional celebrado en la Ciudad del Cabo en Sudáfrica entre el 27 de agosto y el 4 de septiembre del año en curso, el “Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno”, los 35 miembros en su abrumadora mayoría se han pronunciado a favor de esta decisión.
El hombre ya es un factor que impacta su entorno no solamente de manera planetaria, sino también de manera geológica. Con el comienzo de la “edad del hombre” termina formalmente la época actual, el “Holoceno”, que abarca los últimos 11.700 desde el final de la última glaciación.
El Holoceno se ha caracterizado por tener un clima estable, con solo mínimas fluctuaciones, y una concentración del dióxido de carbono en la atmósfera de entre 260 y 280 ppm (partes por millón). Debido a la quema masiva de carbón, petróleo y gas desde comienzos de la Revolución Industrial, durante los últimos 200 años este valor aumentó un 40% y hoy día ha sobrepasado los 400 ppm.
“El significado del Antropoceno consiste en que coloca a una trayectoría diferente al Sistema Tierra, del cual obviamente somos parte”, dice Jan Zalasiewicz, geólogo de la Universidad de Leicester en Gran Bretaña y presidente del “Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno” (Working Group on the Anthropocene – WGA).
Tal vez lo más sorprendente es el hecho de que los científicos señalan 1950 como probable fecha del inicio del Antropoceno: “Si formalmente se acepta nuestra recomendación, el Antropoceno habría comenzado algo antes de que yo nazca. Hemos vivido casi todas nuestras vidas en algo llamado el Antropoceno, y recién ahora estamos comenzando a darnos cuenta de la escala y la permanencia del cambio”, agrega Zalasiewicz.
Crédito: NASA
La búsqueda de la señal idónea de la nueva época
Aunque las evidencias del impacto de las actividades humanas son innegables, estos cambios son de reciente data, en términos geológicos, donde normalmente se mide la duración de las épocas en múltiples de millones de años. Por este motivo hay una cierta resistencia hacia la declaración de la nueva época del Antropoceno. “Nuestra respuesta es que muchos de los cambios son irreversibles”, dice Zalasiewicz en respuesta a estos críticos.
Para poder definir una nueva época geológica hay criterios muy estrictos: Se necesita detectar una señal de alcance global y que será incorporado en los depósitos de los archivos futuros; es decir, algo que futuros geólogos de aquí a millones de años podrán encontrar y descifrar todavía.
El término “Antropoceno” ha sido propuesto por primera vez en el año 2000 en un artículo científico de Eugene F. Stoermer and Paul Crutzen, el químico de la atmósfera y premio Nobel. En este momento, Crutzen y Stoermer habían señalado finales del siglo XVIII como la mejor fecha para el comienzo del Antropoceno.
Ahora la tarea del grupo de 35 científicos consiste en identificar esta señal; ya hay algunas propuestas en la mesa. El candidato más fuerte probablemente son los elementos radioactivos de los ensayos de bombas nucleares, que se realizaron desde los años 50 y que han dejado huellas en todas partes del globo.
Otro candidato serio serían los residuos de carbono de la quema incompleta de carbón en las centrales eléctricas y las fábricas, que han dejado una señal muy clara desde la mitad del siglo XX. Otros candidatos serían la contaminación con pequeñas partículas de plástico, aluminio y hormigón o la alteración de los niveles de nitrógeno y fosfatos en los suelos.
Parte del trabajo de los científicos ahora consiste en identificar el lugar físico, dónde se puede detectar la señal. Para eso, se investiga tanto sedimentos marinos, como estalactitas, estalagmitas y núcleos de hielo. Para marcar el comienzo del Holoceno hace 11.700 años, los científicos han elegido un núcleo de hielo perforado en 2003 en Groenlandia, que ahora se encuentra archivado en una congeladora en la Universidad de Copenhague en Dinamarca.
2016
El nuevo número de la revista peruana “Revista Interquorum. Nueva Generación”, está dedicada a las “Alternativas al Extractivismo” y reúne artículos para enriquecer el debate latinoamericano en la búsqueda de alternativas al modelo de desarrollo, basadas en una sociedad con justicia y sostenibilidad ambiental.
En el primer artículo de la publicación titulado “Cambio climático y transiciones”, Dirk Hoffmann y Moira Zuazo argumentan la necesidad de una “gran transición” en democracia para garantizar la continuación de la civilización humana frente a la amenaza de los crecientes impactos del cambio climático. Publicamos a continuación una versión abreviada del texto original.
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El 23 de julio de este año, el científico del cambio climático más renombrado del mundo, James Hansen, ha lanzado una “bomba” al debate académico-político sobre cambio climático. En una revista científica de acceso abierto, conjuntamente a otros 16 científicos, ha publicado el artículo "Derretimiento de hielo, aumento del nivel del mar y super-tormentas. Evidencias de distintas fuentes: datos paleoclimáticos, modelamiento climático y observaciones modernas que en conjunto constata que 2 °C de calentamiento es altamente peligroso”.
La conclusión: Siguiendo la actual trayectoria de emisiones, un aumento del nivel del mar de varios metros hasta 2100 es casi inevitable. “Disrupción social y consecuencias económicas de un aumento del nivel del mar de esta magnitud podrían ser devastadoras”.
Croquis de Hansen que visualiza los mecanismos descritos que llevarían a una desintegración acelerada de las capas de hielo de la Antártida
[leer más]Un grupo de científicos dedicados a la criósfera, al estudio de las regiones de nieve y hielo, empezaron a usar el término “Imperativo de la Criósfera” (Cryosphere Imperative) para argumentar la necesidad de niveles más altos de ambición en la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, en base a los riesgos muy reales que el cambio climático ya posa para estas regiones.
La Iniciativa International de la Criósfera y del Cambio Climático (ICCI), conjuntamente con un rango de organizaciones polares y de montaña, incluyendo el Instituto Boliviano de la Montaña, estarán trabajando para llevar la atención de los gobiernos y de las sociedades en general hacia estos tópicos en el camino a la COP 20 en Lima y el Acuerdo de París de 2015. El texto abajo, versión en castellano, resume las líneas principales de este “Imperativo de la Criósfera” y sus implicancias para el proceso de negociación climática en Lima y París.
Hielo marítimo en el Ártico, fuente: www.iccinet.org
[leer más]El vertiginoso aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera de nuestro planeta no solamente está causando un calentamiento global y consecuente cambio climático, sino también altera la química de los océanos del mundo en una forma dramática, con consecuencias para los ecosistemas marinos todavía poco comprendidas.
Los océanos ya son un 26% más ácidos comparados con tiempos pre-industriales y la actual tasa de acidificación es 10 veces más alta que hace 55 millones de años, cuando ocurrió una extinción en masa de especies marinas.
[leer más]La concentración de CO2 en la atmósfera ha sobrepasado la marca de las 400 ppm (partes por millón) por primera vez en la historia humana durante la última semana.
En la expectativa de llegar a este hito importante, el Instituto Scripps de Oceanografía, institución responsable de las mediciones respectivas en el laboratorio de Mauna Loa (Hawai), hace poco estableció una página propia en internet para transmitir las mediciones a diario.
Concentraciones de dióxido de carbono en el Observatorio de Mauna Loa, semana del 10 al 16 de mayo de 2013; fuente: http://bluemoon.ucsd.edu/co2_400/mlo_one_week.png
[leer más]2012
La quema masiva de combustibles fósiles, primero leña y carbón y más tarde petróleo y gas -que ha sido el motor y el eje orientador de la conformación de las sociedades industriales- ha liberado grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, en una escala no experimentada antes por la Tierra. Tal vez con excepciones en ciertas épocas de alta actividad volcánica.
Debido a esta quema, la concentración del dióxido de carbono en el planeta ha aumentado a una velocidad sin precedentes de 280 ppm iniciales a 394 ppm en la actualidad, dando lugar al calentamiento global.
Las mediciones de CO2 se iniciaron en 1958, registrándose 314 ppm; hoy día tenemos alrededor de 394 ppm. Fuente: NOAA
[leer más]El “efecto invernadero”, también llamado “efecto estufa” es el mecanismo primordial que ha permitido la vida de plantas, animales y hombres en la Tierra durante los últimos millones de años. La concentración de ciertos gases en la atmósfera, como por ejemplo del dióxido de carbono, define la temperatura de nuestro planeta.
Desde finales de la última época de hielo, hacia aproximadamente 12.000 años atrás, la concentración del CO2 se ha mantenido constante en alrededor de 280 ppm (partes por millón), garantizando condiciones climáticas relativamente estables por milenios.
Debido al vertiginoso aumento de las emisiones de CO2 desde inicios de la industrialización, sin embargo, la concentración aumentó a casi 400 ppm en la actualidad, provocando un desbalance climático global.
Uno de los problemas en la comunicación del calentamiento global: el CO2 en la atmósfera es invisible
[leer más]Según mediciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) en su estación de Barrow en Alaska, durante esta primavera nórdica, la concentración de CO2 en la atmósfera del Ártico pasó la barrera de los 400 ppm (partes por millón) – un nivel inédito por lo menos en los últimos 800 mil años.
El promedio global de la concentración de dióxido carbono, el gas de efecto invernadero (GEI) más importante, está actualmente en 395 ppm, pero debido a la tendencia de aumento anual de 2 ppm (o más), en unos tres años igualmente romperá este triste récord.
Estación de medición en Barrow, Alaska (izq.); botellas con pruebas de aire para su análisis (dcha.). Fuente: NOAA.
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