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Por Dirk Hoffmann, 05 de Diciembre de 2016
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Una noticia ha recorrido el mundo: La ciudad de La Paz, sede de gobierno, y nombrada “ciudad maravillosa” por las redes sociales, se ha quedado sin agua. Lo novedoso: esta vez es la Zona Sur que sufre las mayores consecuencias, y no los barrios marginales de El Alto, como ya se había hecho costumbre a finales de la época seca.

Lo que está siendo presentado por algunos políticos y medios de comunicación como una gran sorpresa y consecuencia del derretimiento de las nieves eternas causado por el calentamiento global, en realidad no es ni sorprendente, y tampoco se debe al derretimiento glaciar.

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Laguna Milluni, noviembre de 2009

El derretimiento glaciar no tiene la culpa

La mayor urbe del país, la región metropolitana La Paz – El Alto se ha quedado sin agua. Al igual que a finales de 2009, durante el último paso de un “Niño” fuerte. En noviembre de aquel año, la Laguna Milluni y otras represas que almacenan agua para las dos ciudades, se habían quedado por debajo de sus niveles mínimos de funcionamiento.

No es entonces ni la primera, y tampoco será la última vez que las dos ciudades más importantes de los Andes bolivianos se están quedando sin agua. Más que el cambio climático, podemos apuntar a una gestión del agua sin perspectiva de futuro como principal culpable de esta situación.

Vamos por partes, porque hay algunos mitos que tienen larga vida. Todavía es muy popular, y no solamente entre los gobernantes del país, sostener que el retroceso glaciar es responsable de la actual falta de agua en La Paz, cuando ya hace años sabemos dos cosas:

1 - El aporte de los glaciares al agua potable de La Paz y El Alto es entre 10 a 15%, como ha sido demostrado por estudios científicos de investigadores bolivianos e internacionales. Una cifra real, pero lejos de ser “la mayor parte”, como se dice una y otra vez.

2 – Durante los últimos años, los glaciares han contribuido a evitar situaciones de mayores niveles de escasez de agua hacia finales de la época seca, justo por el hecho que se están derritiendo. Hagan la prueba con un cubito de hielo en sus manos: Mientras que se derrite, ¿hay sequía o abundancia de agua?

Por lo tanto, podemos constatar que el derretimiento glaciar no es responsable de la actual falta de agua.

Más importante que el aporte de los glaciares es el nivel de pérdidas en la aducción del agua desde sus fuentes de captación. Ya en el año 2008 el investigador Edson Ramírez del Instituto de Hidráulica e Hidrología (IHH) de la UMSA ha escrito sobre el uso ineficiente del agua: “Para el caso de la ciudad de El Alto, por ejemplo, se han llegado a contabilizar pérdidas en la red de distribución entre el 40 y 50%. De acuerdo a datos de la empresa de aguas para que llegue 1 lt de agua a un consumidor, se requieren 1,6 lt en la fuente”. Los datos que se maneja para la ciudad de La Paz no son muy diferentes, oscilan entre el 30 y el 50%.

Su conclusión: “Como medidas inmediatas de adaptación se debe resolver el problema del uso ineficiente del agua y trabajar sobre la toma de conciencia de la población en el ahorro de agua y energía. De momento, la población hace caso omiso de las recomendaciones ambientales porque el problema todavía no lo sentimos, existe agua suficiente, no obstante cuando el verdadero problema lo tengamos en un futuro próximo y debamos confrontarnos a racionamientos de agua y energía puede que sea muy tarde para tomar acciones.” Esto se escribió en 2008, hace ya casi una década.

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Preparativos para la construcción de la represa de Hampaturi Alto, enero de 2016

Crecimiento demográfico y ausencia de previsión

Sin embargo, el problema de fondo del agua para La Paz y El Alto es bastante sencillo. Durante los últimos 20 años la población de las dos urbes se ha duplicado aproximadamente. Pero no se ha construido ninguna represa adicional para acompañar el crecimiento demográfico en este lapso de tiempo. Qué en algún momento iba faltar agua era obvio para cualquiera que estaba observando la situación, con solo estos dos datos.

Un ejemplo muy cotidiano: Cuando nos sentamos entre dos con un refresco de 2 litros, nos va a durar un buen tiempo. Si al poco rato, sin embargo, empiezan a llegar los amigos, en algún momento se tiene que juntar plata para ir a comprar otra botella. Caso contrario, nos quedamos sin el líquido elemento.

El tema viene de lejos. Cuando el gobierno boliviano, después de agudas protestas sociales y todavía durante la presidencia de Carlos Mesa, rescindió contrato con Aguas de Illimani, la empresa privada que administraba el agua, esta había estado con planes de construir una nueva represa para aumentar las captaciones de agua para la población urbana.

Luego en 2007 el gobierno de Evo Morales fundó la Empresa Pública Social de Agua y Alcantarillado (EPSAS),  y paralelamente se empeñó en las Naciones Unidas donde consiguió la declaratoria del agua como un derecho humano a nivel mundial, por cierto un gran logro de la diplomacia boliviana.

Sin embargo, a pesar de su nombre prometedor, EPSAS permaneció sin una nueva estructura legal sólida, y hace tiempo se encuentra intervenida por el Ministerio Medio Ambiente y Agua. Recién en enero del año en curso, es decir a los 10 años de la salida de la multinacional Suez, se comenzó con la construcción de la primera nueva represa para aumentar las fuentes de captación de agua en la cordillera.

Según información oficial, se prevé la terminación de la construcción de Hampaturi Alto para el año 2017. Esto significa que en el escenario más optimista ayudará a aliviar la falta de agua a finales de la época seca de aquí a dos años.

La mano del cambio climático

Mucho se escucha hablar del rol del fenómeno de El Niño de 2015-16, uno de los más fuertes de los últimos 50 años. Aunque el veredicto de los científicos sobre su rol en la actual sequía no está dado todavía, pero si se puede hacer notar que desde mayo/junio de este año ya no existen condiciones El Niño, y que a finales de la época de lluvia las represas estaban llenas.

Aunque el retroceso de los glaciares no es un elemento a considerar en la crisis de agua que vive La Paz (y otras regiones del país), el cambio climático si lo es, como factor adicional que agrava la situación actual de un crecimiento demográfico fuerte y la ausencia de una gestión del agua.

Por un lado, se fortalece la tendencia de un inicio tardío de la época de lluvia. Este fenómeno fue demostrado ya con datos empíricos para toda la cuenca sur de la inmensa región amazónica. En un estudio reciente se acaba de demostrar que la duración de la época seca en la parte sur de la Amazonía– donde se encuentra una buena parte del territorio boliviano - ha aumentado por tres semanas durante las últimas tres décadas. Con esta investigación, se confirman por primera vez las numerosas observaciones realizadas en Bolivia que apuntan a un atraso en el inicio de la época de lluvias debido al cambio climático.

Formulado al revés: se prolonga la época seca por un mes, lo que significa que el agua almacenada en las diferentes represas entre las montañas de la Cordillera Real nos tiene que durar por un mes adicional, comparado con unos 10 o 20 años antes. Al mismo tiempo, con las temperaturas más altas aumenta la tasa de evaporación, es decir se pierde una mayor cantidad del agua almacenada.

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Esquema del origen de la lluvia en Bolivia mediante los “ríos voladores”

Los “ríos voladores”

Hay otro elemento sumamente importante que probablemente está jugando un rol en la falta de agua en la región andina, que es la deforestación en la Amazonía. En una anterior entrada al Klimablog, el geógrafo Alan Forsberg ha explicado el mecanismo a través del cual el agua del Atlántico llega al flanco oriental de los Andes, mediante reiterados ciclos de precipitación y evaporación, alimentados por el bosque amazónico.

A través de estas grandes masas de aire húmedo que se desplazan hacia la cordillera, y que son verdaderos “ríos voladores”, se han dado las condiciones para la agricultura, y por lo tanto las primeras civilizaciones en los Andes. Todo este sistema depende de la existencia de grandes extensiones de bosques. En vista de este mecanismo natural, no es exagerado constatar que la deforestación atenta contra las civilizaciones andinas, cuyas bases siempre han sido la agricultura y la ganadería, mediante un manejo sofisticado del agua.

“Ya está previsto que el cambio climático impactará severamente la disponibilidad de agua en los Andes debido a efectos tales como el derretimiento de glaciares y nieve debido a la subida de temperaturas de aire. Bolivia es considerada como uno de los países más vulnerables a futuras reducciones en los suministros de agua porque cuenta con varias grandes ciudades situadas por encima de 2.500 m.s.n.m. que dependen de las reservas de agua de gran altitud, como los glaciares,bofedales y lagos para complementar las escasas precipitaciones durante la época seca. Es por ello que la deforestación constante en las tierras bajas del Oriente sería muy imprudente. Se necesita el bosque natural de la Amazonía para llevar el aire húmedo a los Andes y traer la lluvia. Si esta selva esté dañada y destruida, las arterias de los ríos voladores serán cortadas y el corazón de la madre tierra se romperá”, resume Forsberg.

¿Será que ya no llegan los ríos voladores como antes?

 

 

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Por Dirk Hoffmann, 17 de Octubre de 2016

En presencia del director de la película, Pieter Van Eecke, el próximo lunes 24 de octubre se estrena “Samuel en las Nubes” en La Paz.

La película retrata el cambio climático a través del testimonio de Samuel, el antiguo operador del lift de esquí del Chacaltaya, cuya familia ha vivido en las montañas nevadas por generaciones.

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Por Alan Forsberg, 22 de Agosto de 2016

El fuerte evento “El Niño” de fines de 2015 y 2016 ha dejado el sur de la Amazonía en un estado mucho más seco que durante las dos últimas grandes sequías de 2005 y 2010.

En base a esta observación, un grupo de científicos de los Estados Unidos está proyectando que este año será un año con una gran cantidad de incendios en la parte sur de la región amazónica, que alberga la Amazonía boliviana. El siguiente texto escrito por el científico Alan Forsberg está también disponible en inglés.

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El humo de los múltiples incendios en la región de Mato Grosso de Brasil en una fotografía tomada por el astronauta de la Estación Espacial Internacional el 19 de agosto de 2014. Créditos: NASA.

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Por Roger Cortéz Hurtado, 15 de Agosto de 2016

El reciente anuncio del presidente boliviano Evo Morales que una empresa italiana había concluido los estudios iniciales para el proyecto de la represa El Bala en la Amazonía boliviana, ha provocado una polémica sobre la dimensión, la utilidad y sus probables impactos sociales y ambientales.

A continuación, el director e investigador del Instituto Alternativo, Roger Cortéz Hurtado, nos proporciona el resumen de la información disponible sobre este proyecto que resulta el mayor encarado por el Estado boliviano desde su nacimiento.

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Las maravillas del Parque Nacional Madidi están en peligro por los proyectos energéticos.

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Por Dirk Hoffmann y Raoul Kaenzig, 14 de Marzo de 2016

Ya han pasado cinco años desde que el calentamiento global ha acabado con la vida del glaciar el Chacaltaya, alguna vez la pista de esquí con lift más alta del mundo, apoyado por la anterior ocurrencia del fenómeno de El Niño.

En la reciente publicación científica “Adaptación al cambio climático del sector de turismo en los Andes bolivianos” (Climate Change adaptation of the tourism sector in the Bolivian Andes) tres investigadores suizos han analizado las estrategias de adaptación del sector turístico de La Paz frente a la pérdida de una de sus principales atracciones.

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Vista de la Cabaña Grande del Club Andino hacia la Cabaña Chica

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Por Dirk Hoffmann, 07 de Marzo de 2016

En diciembre del año pasado, cuando los ojos del mundo estaban puestos en la Conferencia Climática de París, las autoridades de Oruro declararon completamente seco al Lago Poopó, una vez el segundo lago más grande de Bolivia.

Por la literatura científica y a través de testimonios de la población local sabemos, que el Lago Poopó se había secado en ocasiones anteriores. Sin embargo, frente a los impactos del cambio climático y un entorno socio-económico diferente, es pertinente preguntarse: ¿Se logrará recuperar?

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Nuestra misión de reconocimiento en medio del “Lago” Poopó.

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Por Dirk Hoffmann, 22 de Febrero de 2016

Hace meses, Zimbabue sufre una de las peores sequías de su historia. Pero el país no es la única víctima, también sus vecinos en la región del sur de África son sujetos al impacto combinado del cambio climático y del “Niño” más fuerte de los últimos 60 años.

A comienzos de mes el gobierno de Zimbabue ha declarado el “estado de desastre” en casi todo el país, porque un cuarto de la población -unos 2,5 millones de personas en las zonas rurales- necesitan ayuda humanitaria. Lo que dificulta la situación alimentaria son las malas perspectivas para la próxima cosecha de granos esenciales en toda la región debido a la sequía y el comienzo tardío de la época de lluvias.

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Una sequía extrema azota casi todo el país; fuente: Oxfam Zimbabwe

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Por Isabell Nordhausen y Dirk Hoffmann, 08 de Febrero de 2016

¿Qué estrategias de vida tienen los hogares rurales del Norte de Potosí para adaptarse a las condiciones climáticas y socioeconómicas actuales? y ¿cuál es la influencia del cambio climático? ¿Cómo ha afectado el acceso al riego mediante proyectos de desarrollo a las condiciones de vida de las familias beneficiarias?

El estudio “Estrategias de hogares en el contexto del cambio climático: Riego familiar y migración rural en la región Norte de Potosí, Bolivia” de la geógrafa Isabell Nordhausen de la Universidad Libre de Berlín contribuye a la comprensión de las interrelaciones entre el cambio climático, la migración y la disponibilidad de riego en la región, y ayuda a identificar vulnerabilidades.

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Atajados en el Norte de Potosí

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Por Dirk Hoffmann, 18 de Enero de 2016

Al parecer, el “Súper-El Niño” 2015/16 ha llegado al máximo de los valores de anomalías de temperatura medidos en el Océano Pacífico en diciembre del año pasado. Debido a la inercia del sistema climático, los impactos principales en muchas regiones del mundo están todavía por llegar durante los próximos dos meses, como es el caso de Bolivia.

Hasta la fecha, los impactos de este El Niño en el país han sido relativamente moderados. Sin embargo, en Bolivia, ya ha cobrado una primera víctima: se secó por completo el segundo mayor cuerpo de agua, el Lago Poopó.

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El Niño siempre acelera el retroceso de los glaciares en el país. Cerro Chiar Kherini en 1995 (izq.) y 2012 (dcha.)

 

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Por Dirk Hoffmann, 11 de Enero de 2016

El mundo está viviendo condiciones de un El Niño muy fuerte desde hace varios meses, cuyos impactos están siendo sentidos alrededor del globo. Entre otros, la temperatura global promedio ha aumentado y ahora está 1° C por encima de la época preindustrial.

Según los pronósticos, El Niño llegará a su mayor fuerza recién durante los meses de enero y febrero. Para algunas regiones, el fenómeno climático recurrente traerá lluvias en exceso, para otras, la falta de precipitaciones provocará sequías. Se espera que los impactos igualen o sobrepasen aquellos del año 1997/98, abriéndonos una ventana al mundo futuro de los probables impactos del cambio climático.

 Foto1110116.jpgEl Niño actual está de la misma dimensión que los eventos históricos de 1982/83 y 1997/98; fuente IRI

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