2012
La quema masiva de combustibles fósiles, primero leña y carbón y más tarde petróleo y gas -que ha sido el motor y el eje orientador de la conformación de las sociedades industriales- ha liberado grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, en una escala no experimentada antes por la Tierra. Tal vez con excepciones en ciertas épocas de alta actividad volcánica.
Debido a esta quema, la concentración del dióxido de carbono en el planeta ha aumentado a una velocidad sin precedentes de 280 ppm iniciales a 394 ppm en la actualidad, dando lugar al calentamiento global.
Las mediciones de CO2 se iniciaron en 1958, registrándose 314 ppm; hoy día tenemos alrededor de 394 ppm. Fuente: NOAA
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El pasado 21 de agosto de 2012 se realizó el seminario “ Cambio climático y desarrollo sostenible en regiones de montaña de Bolivia” en la ciudad de La Paz. El evento fue organizado por en Instituto de Investigaciones Socio-Económicas de la Universidad Católica (IISEC) y el Instituto Boliviano de la Montaña (BMI), en el marco de la red internacional del Proyecto CELA – Climate Change Technology Transfer Centres in Europe and Latin America. Dicho seminario tuvo como objetivo principal “llamar la atención sobre la situación especial, de alta vulnerabilidad, de los ecosistemas y comunidades humanas en zonas altoandinas frente al cambio climático”.
Presentamos a continuación el texto de la exposición introductoria exposición introductoria a cargo de mi persona.
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El “efecto invernadero”, también llamado “efecto estufa” es el mecanismo primordial que ha permitido la vida de plantas, animales y hombres en la Tierra durante los últimos millones de años. La concentración de ciertos gases en la atmósfera, como por ejemplo del dióxido de carbono, define la temperatura de nuestro planeta.
Desde finales de la última época de hielo, hacia aproximadamente 12.000 años atrás, la concentración del CO2 se ha mantenido constante en alrededor de 280 ppm (partes por millón), garantizando condiciones climáticas relativamente estables por milenios.
Debido al vertiginoso aumento de las emisiones de CO2 desde inicios de la industrialización, sin embargo, la concentración aumentó a casi 400 ppm en la actualidad, provocando un desbalance climático global.
Uno de los problemas en la comunicación del calentamiento global: el CO2 en la atmósfera es invisible
[leer más]Lo que ya se suponía. Ahora tiene un sustento científico: La deforestación masiva en la Amazonía, estimada entre 350 y 400 mil ha anuales, sólo en la parte boliviana, tiene impactos directos en las precipitaciones.
Según el estudio con el título algo complicado “Observaciones de incremento de lluvias tropicales antecedido por el paso del aire encima de bosques” (Observations of increased tropical rainfall preceded by air passage over forests) publicado recientemente en la revista Nature, con las actuales tendencias de deforestación se reducirán las precipitaciones en la cuenca amazónica hasta 2050 en 12% durante la época de lluvias y en 21% en época seca.
Ejemplo del 2001 para la trayectoria de los últimos 10 días de las lluvias en la Amazonía. Los cuadraditos negros muestran las cuatro regiones analizados en detalle. Fuente: Spracklen et al. 2012.
[leer más]Aunque en el pasado hubo interesantes consideraciones e investigaciones sobre la atmósfera, su contenido de dióxido de carbono y su relación con la temperatura del planeta, como por ejemplo aquellos realizados por el sueco Arrhenius a finales del siglo XIX, recién en los años 80 del siglo pasado, el mundo tomó conciencia de los efectos del aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera sobre la temperatura del planeta.
La actual tendencia de los escenarios globales indica un potencial aumento de la temperatura global de entre 4° y 6° C durante este siglo. Estudios paleoclimatológicos nos indican que la concentración de gases de efecto invernadero actual está entre las más altas de los últimos 20 millones de años.
El Cuarto Informe (AR4) del IPCC de 2007. Fuente: http://ipcc.ch
Podemos fijar un primer hito de la historia contemporánea de las investigaciones sobre el cambio climático en el año 1958. Es el año en que el científico norteamericano Charles David Keeling instaló en el volcán Mauna Loa, en Hawai, un laboratorio para la medición del contenido de CO2 en la atmósfera.
A pesar de dicha acción -que muestra de una visión de futuro impresionante- el mundo tomó todavía 30 años para tomar en cuenta la relación directa entre el aumento de temperatura y las emisiones de CO2, como producto principalmente de la quema de energías fósiles durante el proceso de industrialización acelerado de las décadas de la post-guerra. En una audiencia en el Congreso de los Estados Unidos en 1988, el físico de la atmósfera James Hansen dela NASA alertó al público norteamericano y al mundo sobre el fuerte aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera, asimismo de las consecuentes implicancias que esto traería para el balance del clima mundial.
En el mismo año, dentro del marco de las Naciones Unidas, se formó el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC – Intergovernmental Panel on Climate Change) por parte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM/WMO) y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD/UNEP). El IPCC se creó con la tarea principal de juntar y sistematizar el conocimiento científico mundial sobre el cambio climático, tanto su base física, como sus impactos y con esto preparar la base científica para las deliberaciones de los países del mundo en el marco de la Convención sobre Cambio Climático.
En 1990, el IPCC produjo su primer informe, el First Assessment Report (FAR). Este fue la base científica que llevó a la formulación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que fue adoptada por los países del mundo durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992, popularmente referida también como “Conferencia de Río de Janeiro sobre Desarrollo Sostenible” o solamente “la Conferencia de Río”.
Este mismo año se publicaron los primeros escenarios de emisiones del IPCC, que luego fueron usados por la comunidad científica de los modeladores de clima. A mediados de los años noventa, en 1996, el IPCC produjo el Segundo Informe (Second Assessment Report - SAR).
Después de casi una década, el IPCC produjo un nuevo juego de escenarios de emisiones, tomando en cuenta la mayor disponibilidad de datos y los avances conceptuales relacionados al mejor entendimiento del ciclo de carbono. Estos escenarios, explicados en un Informe Especial sobre Escenarios de Emisiones (Special Report on Emissions Scenarios – SRES) en el año 2000, han sido empleados para las modelaciones climáticas del Tercer Informe (Third Assessment Report – TAR, 2001) y también del Cuarto Informe (Fourth Assessment Report – AR4, 2007) del IPCC (ver una de las siguientes entradas del viernes al Klimablog sobre los escenarios de emisiones para mayores detalles).
Las modelaciones globales del clima y las proyecciones de la temperatura del Cuarto Informe (AR4) se han realizado con tres escenarios: B1, A1B, A2. Desde la perspectiva de hoy, se considera que no se ha tomado en cuenta el “peor” escenario de las emisiones más fuertes, A1 FI, que parece incluso más probable a ocurrir en el año 2100.
Como se verá más adelante, un gran número de modelaciones y estudios de posibles impactos del cambio climático al igual ha optado considerar al escenario A2 como el más probable, o incluso como el “escenario extremo”.
La historia de la Tierra proporciona información importante sobre el calentamiento global: Anomalías de temperatura durante los últimos 400.000 años. Fuente: Hansen, 2010.
El estado del conocimiento sobre el clima pasado
Los datos sobre el clima pasado de la Tierra no pueden ser medidos de forma directa, en cambio son derivados de otras observaciones e investigaciones de forma indirecta, p.ej. del análisis de las perforaciones del hielo de glaciares o del hielo ártico, de los anillos de los árboles o de los sedimentos de lagos y lagunas. Esto se llama análisis de “proxies” (proxy analysis).
Los conocimientos sobre el clima pasado son muy útiles en por lo menos dos aspectos: Por un lado, nos indican por que fases, tanto muy calientes, como también muy frías, ha pasadola Tierra en su vida de varios miles del millones de años; así nos permite de estudiar similitudes y diferencias con el aumento de CO2 en la atmósfera actual. Por otra parte, es un elemento central en la prueba y el ajuste de los modelos climáticos: Aquellos modelos que no pueden adecuadamente reconstruir el clima del pasado, no son confiables en poder modelar los climas del futuro.
La perspectiva geológica, por ejemplo, permite la siguiente constatación del científico Caldeira: “De hecho, las concentraciones de CO2 en la atmósfera no han sido substancialmente más altas durante los últimos 20 millones de la historia dela Tierra”. Para comparar este horizonte temporal con una dimensión de la vida humana en el planeta: Hace aproximadamente 60.000 años el hombre moderno salió del África.
La última vez que la Tierra estaba tan caliente como en este siglo, ha sido durante el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (Paleocene-Eocene Temperature Maximum, PETM) hace 55 millones de años. Durante los últimos 200 años, desde inicios de la revolución industrial, la humanidad ha emitido tanto CO2, que “ya nos encontramos en el rango de la última época caliente. Las consecuencias hace 55 millones de años fueron las siguientes: La temperatura de la Tierra subió entre 5° C en el trópico y 9° C en los polos”, nos comenta Elbers. Se puede agregar que el nivel del mar en este entonces era más de 70 m por encima del nivel actual.
Elbers2012_Desconocimiento_cambio_climatico_CEDA_Temas_de_analisis_23_v2.pdf |
2012
El paso desastroso del huracán “Sandy” por buena parte del noreste de los Estados Unidos y Canadá a fines de octubre, se lee como el diario de un desastre anunciado. Por un lado, por varios años científicos de EE.UU. están alertando sobre la inminencia de un huracán de gran magnitud que afectaría a la ciudad de Nueva York. Por otro lado, hace décadas los climatólogos están alertando acerca del impacto del calentamiento global sobre la magnitud de las tormentas y el aumento de las precipitaciones durante eventos extremos.
En resumen, desastres como aquellos causados por Sandy son nada más que nuestro business-as-usual, nuestra nueva realidad en la transición a un mundo todavía más impactado por el cambio climático durante las próximas décadas.
La principal pregunta que nos trae Sandy es en realidad, ¿es este el futuro que queremos?
Imagen satelital del huracán “Sandy” en la costa oriental de Estados Unidos el día 29 de octubre por la mañana. Fuente: NASA.
[leer más]A finales de este mes de noviembre, en Doha, capital del emirato de Qatar, se reunirán una vez más los países miembros de la Convención Climática de las Naciones Unidas (CMNUCC) para debatir las medidas a tomar (o no) para frenar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con cada año que pasa se hace menos probable que los países del mundo consigan limitar el calentamiento global a 2 °C. Sin embargo, hay todavía sociedades, como la de Estados Unidos, donde una buena parte de la población no cree ni siquiera en la existencia del cambio climático causado por el hombre.
Sobre este trasfondo político y social muy real, a partir de hoy, nuestro Klimablog empieza una serie de entradas sobre las bases científicas subyacentes del cambio climático.
El glaciar Wila Llojeta en el Valle de Hichu Khota, Cordillera Real
[leer más]“Montaña y Glaciares” es probablemente el mejor artículo panorámico sobre los glaciares tropicales, escrito por Bernard Francou, uno de los científicos que mayor tiempo de su vida ha dedicado al estudio de estos glaciares de los Andes centrales entre Colombia y Bolivia y que ha publicado varios artículos científicos al respecto.
El artículo describe detalladamente los procesos que llevan a la glaciación o el derretimiento de glaciares, abarcando consideraciones tanto de aspectos culturales e históricos como climáticos y científicos. Presentamos aquí el resumen de algunos de los aspectos más resaltantes; sin embargo recomendamos la lectura del artículo completo.
Bernard Francou (izq.) y una vista aérea del Huayna Potosí (dcha.).
[leer más]La deforestación en Bolivia quita al país entre 350 y 400 mil hectáreas de bosque cada año, lo cual no sólo contribuye al calentamiento global, sino también cambia las condiciones de vida y climáticas a nivel local.
A finales de septiembre, Conservación Estratégica (CSF) de Bolivia presentó en La Paz la publicación de un estudio, elaborado por Alfonso Malky, Daniel Leguía y Juan Carlos Ledezma, sobre los “costos de oportunidad”, es decir los posibles beneficios económicos de usos alternativos a la deforestación en la región del noroeste amazónico.
Portada del estudio (izq.); Panel de los comentaristas (dcha).
[leer más]Dos nuevos estudios sobre los arrecifes de coral en un mundo de cambio climático dejan poca esperanza de que estos ecosistemas únicos y vitales para más de un millón de especies puedan sobrevivir las próximas décadas.
El primer estudio, liderizado por Katja Frieler del Instituto de Potsdam para la Investigación de los Impactos del Cambio Climático (PIK), es un estudio panorámico (Übersichtsstudie) que usa 19 modelos climáticos diferentes para más de 2.000 lugares de coral en todo el globo, con el fin de simular la reacción de los corales a los impactos del cambio climático: Con un aumento de temperatura global de 2° C los arrecifes de coral del mundo prácticamente desaparecerán.
El segundo estudio, desarrollado por Glenn De´ath y colegas del Instituto Australiano de Ciencia Marina (AIMS), ha estudiado la cobertura de corales del Great Barrier Reef (Gran Arrecife de Barrera) en Australia durante los últimos 27 años: La cobertura de coral se ha reducido a la mitad, de 28% en 1985 a 13,8% en la actualidad. Si esta tendencia continúa hacia el futuro, en solo 10 años la superficie de coral alcanzará entre 5 y 10% solamente.
Fuente: http://www.pik-potsdam.de/
[leer más]Lastimoamente ya no es posible suscribirse