Para poder obtener una idea de cuanto puede aumentar la temperatura global promedio en el futuro, se usan modelos climáticos globales (para detalles ver una de las siguientes entradas sobre modelos climáticos). Estos modelos calculan la temperatura en base a la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, considerando principalmente al CO2 por su fuerte contribución al efecto invernadero.
Las futuras concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, a su vez, dependen de las futuras emisiones de GEI. Las mismas no son conocidas porque dependen de muchos factores del comportamiento humano en el futuro. Por los motivos expuestos, es imprescindible la elaboración de escenarios de emisiones de CO2, tarea que desde 1992 ha encarado el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
El Informe Especial de Escenarios de Emisiones del IPCC (SRES 2000) contiene el árbol con los grupos de escenarios principales de cuatro “trayectorias” y “familias” de escenarios (dcha.)
[leer más]Hoy día comienza en Doha, capital del emirato arabe de Qatar, una nueva ronda de negociaciones en el marco de la Convención Climática de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, la COP 18. Comparado con algunos años anteriores, p.ej. Copenhague 2009, las expectativas para alcanzar resultados concretos en la conferencia parecen ser muy bajas.
Pero, ¿no podemos esperar realmente nada dela COP 18 en Qatar? ¿O talvez hay acuerdos y avances posibles que sólo no se han comunicado todavía lo suficiente? - Para tratar de aclarar esta pregunta, desde el Instituto Boliviano de la Montaña (BMI) hemos lanzado una pequeña encuesta a personas entendidas en la materia, cuyos resultados presentamos a continuación.
Además, se comenta y adjunta un texto de análisis sobre estado, retos y tareas de las negociaciones climáticas escrito – a título personal - por René Orellana y Diego Pacheco, los dos negociadores oficiales de Bolivia enla COP18.
[leer más]2012
La quema masiva de combustibles fósiles, primero leña y carbón y más tarde petróleo y gas -que ha sido el motor y el eje orientador de la conformación de las sociedades industriales- ha liberado grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, en una escala no experimentada antes por la Tierra. Tal vez con excepciones en ciertas épocas de alta actividad volcánica.
Debido a esta quema, la concentración del dióxido de carbono en el planeta ha aumentado a una velocidad sin precedentes de 280 ppm iniciales a 394 ppm en la actualidad, dando lugar al calentamiento global.
Las mediciones de CO2 se iniciaron en 1958, registrándose 314 ppm; hoy día tenemos alrededor de 394 ppm. Fuente: NOAA
A finales de los años 50 por la iniciativa del científico Charles David Keeling se iniciaron las mediciones constantes de la concentración de CO2 en la atmósfera. Las primeras mediciones exactas realizadas en el Observatorio de Mauna Loa en Hawai registraron un valor de 314 ppm o “partes por millón” (ver gráfico arriba).
La “Curva de Keeling” es la expresión gráfica del vertiginoso aumento de la concentración del CO2 que nos alerta sobre el “efecto estufa” y el calentamiento global. Hoy día estamos en alrededor de 394 ppm, que significa un aumento del 40% sobre las concentraciones de la era pre-industrial. La tendencia es de aumentar algo más de 2 ppm por año. En la región del Ártico durante el 2012 ya se pasó la barrera de los 400 ppm.
El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera es importante por la relación muy directa entre el nivel de CO2 y la temperatura de la tierra. En la historia del planeta, en unos periodos, la concentración de CO2 ha estado en función del aumento (o la disminución) de temperatura; en otros periodos, al contrario, el cambio de temperatura ha estado en función de un cambio en el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera. Esto último es lo que actualmente ocurre con el cambio climático.
Correlación del contenido de dióxido de carbono y metano en la atmósfera con la temperatura global durante los últimos 400 mil años. Eje vertical: ppm / ppb / grados centígrados; eje horizontal: miles de años antes de 1850. Fuente: Hansen, 2005.
Podemos observar en el gráfico de arriba que durante los últimos 400 mil años el contenido de CO2 en la atmósfera ha oscilado entre 180 y 300 ppm, y que estas oscilaciones corresponden a las últimas cuatro edades de hielo y sus respectivos periodos inter-glaciales.
Según el prestigioso científico de la atmósfera de la NASA, James Hansen, “para preservar la creación, el planeta en que se desarrolló la civilización humana”, la concentración del CO2 debería bajar lo más antes posible a un valor inferior a los 350 ppm.
Los autores del “Diagnóstico de Copenhague” (2009) afirman que el aumento de temperatura durante los últimos 25 años ha sido 0,19° C por década. La media global del aumento para los últimos 100 años es de aproximadamente 0,1° C por década. Es decir que solo en los últimos 25 años la temperatura ha subido casi el doble que 100 años atrás.
Las temperaturas futuras dependen fundamentalmente de la concentración del CO2 (y de otros gases de efecto invernadero - GEI, como ser vapor de agua, metano, óxidos de nitrógeno y ozono, principalmente) en la atmósfera. Estas concentraciones a su vez son fuertemente dependientes de la cantidad de emisiones (es decir la quema de combustible fósiles, principalmente), por lo cual las diferentes proyecciones de temperatura dependen mucho de los respectivos escenarios de emisiones que se asume como base (ver entrada del próximo viernes).
El “efecto invernadero”, también llamado “efecto estufa” es el mecanismo primordial que ha permitido la vida de plantas, animales y hombres en la Tierra durante los últimos millones de años. La concentración de ciertos gases en la atmósfera, como por ejemplo del dióxido de carbono, define la temperatura de nuestro planeta.
Desde finales de la última época de hielo, hacia aproximadamente 12.000 años atrás, la concentración del CO2 se ha mantenido constante en alrededor de 280 ppm (partes por millón), garantizando condiciones climáticas relativamente estables por milenios.
Debido al vertiginoso aumento de las emisiones de CO2 desde inicios de la industrialización, sin embargo, la concentración aumentó a casi 400 ppm en la actualidad, provocando un desbalance climático global.
Uno de los problemas en la comunicación del calentamiento global: el CO2 en la atmósfera es invisible
[leer más]Lo que ya se suponía. Ahora tiene un sustento científico: La deforestación masiva en la Amazonía, estimada entre 350 y 400 mil ha anuales, sólo en la parte boliviana, tiene impactos directos en las precipitaciones.
Según el estudio con el título algo complicado “Observaciones de incremento de lluvias tropicales antecedido por el paso del aire encima de bosques” (Observations of increased tropical rainfall preceded by air passage over forests) publicado recientemente en la revista Nature, con las actuales tendencias de deforestación se reducirán las precipitaciones en la cuenca amazónica hasta 2050 en 12% durante la época de lluvias y en 21% en época seca.
Ejemplo del 2001 para la trayectoria de los últimos 10 días de las lluvias en la Amazonía. Los cuadraditos negros muestran las cuatro regiones analizados en detalle. Fuente: Spracklen et al. 2012.
[leer más]Aunque en el pasado hubo interesantes consideraciones e investigaciones sobre la atmósfera, su contenido de dióxido de carbono y su relación con la temperatura del planeta, como por ejemplo aquellos realizados por el sueco Arrhenius a finales del siglo XIX, recién en los años 80 del siglo pasado, el mundo tomó conciencia de los efectos del aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera sobre la temperatura del planeta.
La actual tendencia de los escenarios globales indica un potencial aumento de la temperatura global de entre 4° y 6° C durante este siglo. Estudios paleoclimatológicos nos indican que la concentración de gases de efecto invernadero actual está entre las más altas de los últimos 20 millones de años.
El Cuarto Informe (AR4) del IPCC de 2007. Fuente: http://ipcc.ch
[leer más]2012
El paso desastroso del huracán “Sandy” por buena parte del noreste de los Estados Unidos y Canadá a fines de octubre, se lee como el diario de un desastre anunciado. Por un lado, por varios años científicos de EE.UU. están alertando sobre la inminencia de un huracán de gran magnitud que afectaría a la ciudad de Nueva York. Por otro lado, hace décadas los climatólogos están alertando acerca del impacto del calentamiento global sobre la magnitud de las tormentas y el aumento de las precipitaciones durante eventos extremos.
En resumen, desastres como aquellos causados por Sandy son nada más que nuestro business-as-usual, nuestra nueva realidad en la transición a un mundo todavía más impactado por el cambio climático durante las próximas décadas.
La principal pregunta que nos trae Sandy es en realidad, ¿es este el futuro que queremos?
Imagen satelital del huracán “Sandy” en la costa oriental de Estados Unidos el día 29 de octubre por la mañana. Fuente: NASA.
[leer más]A finales de este mes de noviembre, en Doha, capital del emirato de Qatar, se reunirán una vez más los países miembros de la Convención Climática de las Naciones Unidas (CMNUCC) para debatir las medidas a tomar (o no) para frenar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con cada año que pasa se hace menos probable que los países del mundo consigan limitar el calentamiento global a 2 °C. Sin embargo, hay todavía sociedades, como la de Estados Unidos, donde una buena parte de la población no cree ni siquiera en la existencia del cambio climático causado por el hombre.
Sobre este trasfondo político y social muy real, a partir de hoy, nuestro Klimablog empieza una serie de entradas sobre las bases científicas subyacentes del cambio climático.
El glaciar Wila Llojeta en el Valle de Hichu Khota, Cordillera Real
[leer más]Dos nuevos estudios sobre los arrecifes de coral en un mundo de cambio climático dejan poca esperanza de que estos ecosistemas únicos y vitales para más de un millón de especies puedan sobrevivir las próximas décadas.
El primer estudio, liderizado por Katja Frieler del Instituto de Potsdam para la Investigación de los Impactos del Cambio Climático (PIK), es un estudio panorámico (Übersichtsstudie) que usa 19 modelos climáticos diferentes para más de 2.000 lugares de coral en todo el globo, con el fin de simular la reacción de los corales a los impactos del cambio climático: Con un aumento de temperatura global de 2° C los arrecifes de coral del mundo prácticamente desaparecerán.
El segundo estudio, desarrollado por Glenn De´ath y colegas del Instituto Australiano de Ciencia Marina (AIMS), ha estudiado la cobertura de corales del Great Barrier Reef (Gran Arrecife de Barrera) en Australia durante los últimos 27 años: La cobertura de coral se ha reducido a la mitad, de 28% en 1985 a 13,8% en la actualidad. Si esta tendencia continúa hacia el futuro, en solo 10 años la superficie de coral alcanzará entre 5 y 10% solamente.
Fuente: http://www.pik-potsdam.de/
[leer más]A finales de agosto de este año, a invitación de la Fundación Ebert (FES-ILDIS) se realizó el conversatorio conversatorio “Río+20 Balance y Perspectivas" para “socializar y discutir la participación boliviana en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible”, que se llevó a cabo en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio.
El evento contó con la presencia de René Orellana, jefe de la delegación boliviana en la cumbre de Río+20, así como de representantes de los ámbitos sindicales y de la sociedad civil.
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