Con el calentamiento global se ha acelerado el retroceso glaciar en los Andes tropicales desde los años 80 del siglo pasado. En muchos casos, donde desaparece el glaciar, se forman lagunas, que frecuentemente son contenidas solo por diques de morrena poco estables, compuestas por material suelto.
Una de estas lagunas es la Laguna Palcacocha en la Cordillera Blanca en el Perú, que en el año 1941 destruyó el centro de la ciudad de Huaraz, causando miles de muertos. Lo que preocupa es que hoy día la laguna contiene un mayor volumen de agua que en este entonces.
Rescatamos aquí impresiones y experiencias de una visita de expertos internacionales a la Laguna Palcacocha para establecer los niveles de riesgo existentes y discutir las posibles medidas a tomar con la población y las autoridades locales.
Obras de drenaje en la Laguna Palcacocha, julio de 2013. Photo: D. Hoffmann
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Continuando la serie de “Experto del mes”, que consiste de entradas adicionales al Klimablog a cargo de expertos climáticos que se publican el día 15 de cada mes, hoy día presentamos una entrada del geógrafo alemán Jörg Elbers, donde presenta su libro de reciente publicación “Ciencia holística para el buen vivir: una introducción”.
Jörg Elbers es Doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, Alemania, y un diplomado en Ciencia Holística y Economía para la Transición del Schumacher College, Inglaterra. Está dedicado a la comunicación del cambio climático y el pensamiento holístico, y se desempeña como profesor asociado para cambio climático en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Ecuador.
Elbers estará en el país para dar una conferencia titulada "Ciencia holística para el buen vivir" organizada conjuntamente por el BMI y la Fundación Friedrich Ebert (FES), en La Paz el día miércoles 9 de octubre (ver final del artículo para detalles).
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El consumo (internacional) y la producción (nacional) de la quinua han experimentado un auge excepcional durante los últimos 15 años. El “grano de oro de los Andes”, con una tradición de unos 7.000 años, se ha convertido en producto estrella del Altiplano sur y por iniciativa del presidente Evo Morales, Naciones Unidas declaró 2013 el Año Internacional de la Quinua.
No todo es oro, sin embargo, cuando los costos medioambientales del boom de la quinua son cada vez más visibles. Por otra parte, favorecida en un primer momento por el calentamiento global y temperaturas locales más altas, la producción de quinua se muestra cada vez más susceptible a los potenciales impactos del cambio climático.
Cultivo de quinua en el Altiplano boliviano; en el fondo el Nevado Jankhuma
El 20 de febrero de este año Naciones Unidas oficialmente inauguró el Año Internacional de la Quinua (AIQ), en presencia de Evo Morales y la primer dama del Perú, Nadine Heredia Humala, quienes fueron declarados embajadores especiales de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) para el AIQ. La quinua originaria del Altiplano andino, que comparten estos dos países.
“La quinua puede desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre, la desnutrición y la pobreza”, aseguró el Director General de la FAO, José Graziano de Silva en esta ocasión, reconociendo la importancia global de la quinua, “el único alimento de origen vegetal que tiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas”.
Naciones Unidas, al mismo tiempo reconoció la resistencia de la quinua a condiciones climáticas adversas; la sequía, los suelos pobres, grandes alturas y amplitudes térmicas entre -8 y 38 °C. Con esto, Naciones Unidas ve la quinua como una doble arma en el combate contra el hambre y el calentamiento global: “A medida que el mundo se enfrenta al reto de aumentar la producción de alimentos de calidad para alimentar a una población creciente en el contexto del cambio climático, la quinua ofrece una fuente alternativa de sustento para los países que sufren de inseguridad alimentaria.”
Sin embargo, el auge de los precios de la quinua en el mercado mundial, que en un primer momento ha beneficiado a los pequeños productores y cooperativas del Altiplano boliviano, tiene sus contradicciones. El mismo Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon alertó que “a medida que los precios suben con la demanda mundial, los pobres corren el riesgo de quedar excluidos de este alimento básico en sus mercados locales y tener que recurrir a productos más baratos y menos nutritivos. Incluso los agricultores se pueden ver tentados a vender su producción y comer menos sano”. La mayor producción de quinua automáticamente no lleva a un mayor consumo del producto por parte de la población.
Bolivia, a inicios de año ha sido muy activa en organizar una página web, una caravana de la “Ruta de la quinua”, preparar material informativo y de co-organizar un congreso científico de la quinua en el mes de junio. El objetivo del congreso ha sido “sistematizar y difundir los avances en investigación y desarrollo tecnológico vinculados al cultivo de la quinua”. Entre los varios ejes temáticos, el cambio climático no tuvo un rol prominente. En las conclusiones, sin embargo, se lo ha mencionado como “limitante para la producción”. La memoria del congreso lastimosamente no está disponible en el internet.
A pesar del calentamiento global, que inicialmente ha beneficiado el aumento de los cultivos de quinua en el Altiplano sur de Bolivia, las heladas siguen perjudicando la producción de quinua en los Andes.
El investigador y experto en sistemas agroecológicos, Joachim Milz, describe los impactos combinados del boom de la quinua, que ha llevado a un cambio drástico de las prácticas agrarias tradicionales, y del cambio climático. “La situación actual de la producción de quinua orgánica (...) está caracterizada por la eliminación de toda la vegetación (tholas, pajas etc.) para luego sembrar quinua en monocultivo. (...) Este tipo de manejo, sea convencional u orgánico, conduce hacia una degradación acelerada de las áreas sometidas a esta forma de cultivo”.
“Con el incremento de las áreas cultivadas, usando criterios de maximización con el objetivo de exportación y paralelamente la disminución de las poblaciones de llamas y su respectiva substitución por ovejas, resulta en el colapso del ecosistema con todos sus efectos colaterales”, resume Milz. A estas consecuencias de un manejo no adecuado se suman los impactos directos del cambio climático: disminución e irregularidad de precipitaciones, ausencia de nevadas, incremento de extremos de temperatura.
“El suelo en condiciones naturales siempre está cubierto por una densa capa de vegetación, la cual evita el calentamiento del suelo durante el día y el excesivo enfriamiento en las noches. Además la vegetación frena la velocidad del viento y de esta manera reduce la pérdida de agua por evaporación y transpiración”. En este sentido, el investigador ve imprescindible el repoblamiento con vegetación nativa y alerta que “no debería ser permitido ampliar la frontera agrícola para la producción de quinua hacia regiones marginales para este cultivo, eliminando de esta manera el área de pastoreo para los camélidos”.
Los investigadores daneses Sven-Erik Jacobsen y Marten Sorensen en su estudio “Quinua y su producción en Bolivia: De éxito económico a desastre ambiental” llegan a la misma conclusión: “Áreas alrededor del Salar del altiplano sur, caracterizada por la vegetación natural alimentada por las llamas, son cada vez más sembradas con quinua, por lo tanto, el sur está transformándose en desiertos, porque los métodos intensivos mecanizados de cultivo hacen que el suelo pierda su fertilidad”.
Ya hace dos años el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) había publicado un estudio sobre la relación entre el calentamiento global y la quinua titulada “Medio ambiente y producción de quinua. Estrategias de adaptación a los impactos del cambio climático”.
La investigación, que fue realizada por Pedro Román Vallejos Mamani y su equipo, tuvo por objetivo “evaluar los efectos del cambio climático en la producción de quinua en la provincia Ladislao Cabrera para la formulación de estrategias de prevención y adaptación”. Aunque los horizontes temporales analizados son demasiado cortos, el estudio arroja información importante.
Partiendo del hecho que “el cultivo de la quinua en la región intersalar del altiplano boliviano ha sufrido un crecimiento sin precedentes en los últimos años”, los autores trazan la expansión vertiginosa de la frontera agrícola de los últimos 15 años. Aproximadamente el 80% de la producción nacional va a la exportación; Bolivia produce el 46% de la quinua real del mercado mundial.
Según los autores, los problemas medioambientales de este aumento de los cultivos de la quinua se basan tanto en factores de manejo como en los impactos del cambio climático, que aumenta la evapotranspiración y la velocidad de los vientos. Para plantar quinua a mayor escala, se quita toda la vegetación natural, que durante el descanso de la tierra lleva a una alta pérdida de suelo, si no se aplica el mecanismo con reposición de cobertura.
Concluye el autor principal Pedro Román Vallejos Mamani de la Universidad Técnica de Oruro (UTO): “El cambio climático va a seguir aumentando con el incremento de vientos en la zona productora de quinua, la formación de nubes de arena, procesos de erosión del suelo. Con los actuales estudios se propuso la reposición de coberturas vegetales, el uso de abonos orgánicos y experimentos a escalas pequeñas que han tenido buenos resultados”.
El pasado 15 de agosto el presidente del Ecuador, Rafael Correa, anunció que estaba abandonando la Iniciativa Yasuní-ITT que por varios años había sido el proyecto medioambiental estrella del gobierno ecuatoriano, prometiendo no explotar el petróleo del bloque “ITT” bajo la exigencia de que el mundo pague una compensación financiera al país.
Alegando que fue “defraudado” por el mundo, con esta decisión Correa ha dado luz verde a la explotación de 846 millones de barriles de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, que también alberga dos pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
“Salva al Yasuní aquí” (izq.) – Presidente Rafael Correa (dcha.); fuente: Página web oficial de la Iniciativa Yasuní-ITT del gobierno ecuadoriano
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En abril de este año fue presentado el libro “Bolivia en un mundo 4 grados más caliente”, que estudia los posibles escenarios socio-económicos que en un futuro cercano podrían darse en la región del altiplano norte debido al cambio climático bajo el supuesto de un aumento de la temperatura promedio global en cuatro grados centígrados para el año 2100.
Publicamos a continuación una reseña de este libro escrita por Francesco Zaratti, doctor en Física Teórica y docente emérito de la UMSA, y que actualmente coordina la investigación del LFA-UMSA en el área de la Radiación Ultravioleta y la Capa de Ozono.
La reseña fue publicada originalmente en el número 33 de la Revista Boliviana de Ciencias Sociales Tinkazos, en junio de 2013, por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB).
Campos de cultivo delante del Nevado Jankhuma en la Cordillera Real norte
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Durante la Feria Ambiental y Culinaria organizada por el Municipio de La Paz, que se realizará del 23 al 25 de agosto de 2013, el Klimablog “Cambio Climático Bolivia” (www.cambioclimatico-bolivia.org) estará presente con un stand informativo.
El editor del Klimablog, Dirk Hoffmann, estará presente para conversar los días Sábado 24 y Domingo 25 de horas 12:00 a 14:00.
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La peor sequía en más de 30 años afecta a cientos de miles de personas en Namibia, uno de los países más áridos de la África sub-sahariana. Aproximadamente un tercio de una población de apenas 2,2 millones de habitantes han pasado a la categoría de “inseguridad alimentaria” según criterios del Fondo de las Naciones Unidas para los Niños UNICEF.
Aunque no se puede atribuir la ocurrencia de esta sequía de forma directa al cambio climático, lo que pasa en el norte de Namibia es claramente contundente con los escenarios de cambio climático para la región del sur de África, la disminución de las precipitaciones, el aumento de la evapotranspiración y de eventos extremos, como las sequías.
Niños en Namibia frente a la peor sequía de los últimos 30 años. Fuente: UNICEF Video; UN OCHA/IRDR/H. Butler
[leer más]2013
Como ya se había anunciado, con esta entrada del investigador suizo Raoul Kaenzig al Klimablog, comenzamos la serie de “Experto del mes”, que consiste de entradas adicionales a cargo de expertos climáticos, tanto científicos como actores del ámbito político o de la sociedad civil, que se publican el día 15 de cada mes.
El presente artículo proporciona una perspectiva boliviana del taller “Migración y cambio climático en áreas de montaña”, organizado en mayo de 2013 por la Universidad de Neuchâtel en Suiza. El enfoque de esta entrada está en la relación del retroceso glaciar con la migración en Bolivia.
Raoul Kaenzig se encuentra nuevamente en el país y dará una conferencia titulada "Perspectivas sobre migración y cambio climático en áreas montañosas de Bolivia" organizada por el BMI, en La Paz el día lunes 2 de septiembre (ver final del artículo para detalles).
Procedimientos del 2do taller sobre cambio climático y migración en áreas de montaña organizado por el Instituto de Geografía de la Universidad de Neuchâtel en Suiza a fines de mayo de este año.
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2013
La meta de limitar el aumento de temperatura global a 2 °C hasta finales del siglo es el marcador principal para orientar las negociaciones climáticas internacionales. Debido al crecimiento continuado de las emisiones globales y los pocos avances en las negociaciones climáticas en el marco de la Convención Climática, la posibilidad de efectivamente limitar el calentamiento a dos grados centígrados se ha vuelto casi cero. Esto coloca el mundo en un dilema, ¿entonces qué hacer con esta meta?
Oliver Geden, analista político del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y Seguridad (SWP), ha presentado un documento de investigación y estrategia que analiza las consecuencias y opciones de una posible modificación de la meta de los 2 °C.
La meta de los 2 °C en la COP 18 en Doha, Qatar (2012)
[leer más]Un estudio reciente realizado por Andreas Levermann del Instituto de Potsdam para la Investigación de los Impactos del Cambio Climático en Alemania (PIK) y colegas ha calculado que por cada grado centígrado de aumento de temperatura global, el nivel del mar aumentará en más de 2 metros.
Aunque este aumento se dará en el transcurso de siglos y milenios, debido al largo tiempo de reacción de las grandes capas de hielo y de los océanos, el proceso desatado por las emisiones de CO2 es ya irreversible. Incluso limitar el aumento de temperatura global a 2° C, que parece cada vez menos posible, llevará últimamente a un aumento del nivel del mar en alrededor de 4,5 metros, inundando áreas costeras inmensas en todo el mundo.
Erosión costera (izq.) y medidas de protección (dcha.) en Humachaca, Trujillo en el Perú
[leer más]Lastimoamente ya no es posible suscribirse