La crisis global desatada por la pandemia del coronavirus es a la vez una emergencia sanitaria y una crisis socio-económica de dimensiones todavía no calculables, pero que empiezan a vislumbrarse.
Aunque en un primer momento el debate global sobre COVID-19 ha desplazado el otro debate global urgente, la emergencia climática, ahora comienzan a escucharse voces que analizan los aprendizajes de la lucha contra la pandemia para la lucha contra el cambio climático. Incluso hay personas que la ven como ventana de oportunidad para iniciar la transformación hacia un mundo de “cero carbono”.
La consigna de la COP 25 en Madrid, diciembre de 2019
[leer más]Del 08 al 12 de septiembre del año pasado tuvo lugar la Conferencia Internacional de Montaña IMC 2019, el mayor evento dedicado exclusivamente a la investigación en regiones de montaña. Durante una semana se reunieron alrededor de 500 científicos – entre ellos el autor de estas líneas - en la ciudad austriaca de Innsbruck.
A continuación, presento los puntos de mayor relevancia, en base al excelente resumen de la International Mountain Conference 2019 preparado por MRI, la “Iniciativa por la Investigación de Montaña”, que además incluye un gran número de hipervínculos.
Los Alpes vistos desde los ambientes de la conferencia IMC 2019
[leer más]El Ministerio para la Transición Ecológica de España ha puesto a disposición – tanto impreso, como en digital - una serie de tres “guías resumidas” sobre los últimos Informes Especiales (Special Reports) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
En estos folletos ilustrados con fotos y gráficos del IPCC, se presenta de forma didáctica los contenidos principales de los informes sobre “Calentamiento Global de 1,5°C” (2018), “Cambio Climático y Uso de la Tierra” (2019) y “Cambio Climático y Océanos y Criosfera” (2019).
[leer más]2019
Estimados lectores,
Está por terminar un año con importantes acontecimientos, tanto en Bolivia, como a nivel global. Desde la perspectiva del cambio climático, 2019 es el año en que de una forma impresionante, el tema ha llegado a todos los discursos del Norte Global.
El hecho de la presencia del desafío que significa el cambio climático en la opinión pública mundial es motivo para abrigar un leve optimismo de que como paso seguido al debate, el mundo pasará a la acción climática efectiva en el transcurso de los próximos 12 meses.
Deseamos a todos Uds. un año en que predomine el espíritu de la reconciliación y fortaleza para la reconstrucción de una democracia pluralista.
[leer más]Poco antes de la conferencia COP 25 de Naciones Unidas sobre cambio climático, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en la capital española de Madrid, la Alianza de Científicos del Mundo (Alliance of World Scientists) publicó una alerta sobre una emergencia climática.
Su punto de partida contiene una referencia directa a uno de los últimos discursos pronunciados por Greta Thunberg: “Los científicos tienen una obligación moral para alertar la humanidad de forma clara de cualquier amenaza catastrófica y ´decirlo como lo es´”.
a. Población humana; b. tasa total de fertilidad; c. número de rumiantes. Fuente: Ripple et al. 2019
“Hay que decirlo como lo es”
“Los científicos tienen una obligación moral para para alertar la humanidad de forma clara de cualquier amenaza catastrófica y ´decirlo como lo es´. Sobre la base de esta obligación y los indicadores gráficos presentados a continuación, declaramos, en conjunto con más de 11.000 científicos firmantes de todo el mundo, clara e inequívocamente ese planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática.” – Así William Ripple y sus colegas científicos comienzan su breve artículo y fundamentan la existencia de una emergencia planetaria.
El breve artículo titulado “Alerta de los científicos del mundo sobre una emergencia climática” (World Scientists´ Warning of a Climate Emergency) ha sido publicado en la revista científica “BioScience” en forma digital el 5 de noviembre de este año. Para argumentar su aseveración, los autores han presentado un gran número de gráficos que muestran, por una parte, cambios en las actividades humanas y, por el otro lado, son series de tiempo de respuestas climáticas desde 1979 hasta el presente, de los cuales presentamos una selección.
Tal como lo explican los autores, han pasado 40 años exactos desde la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, celebrada en Ginebra en el año 1979, y a pesar de los diferentes acuerdos y convenciones globales, las emisiones de GEI siguen aumentando año tras año.
e. PIB global; f. pérdida global de cobertura boscosa; h. consumo de energía. Fuente: Ripple et al. 2019
En una de las primeras constataciones, los autores indican que “la crisis climática está estrechamente relacionada al consumo excesivo del estilo de vida de la abundancia”. Son los pocos países ricos los responsables principales de las emisiones históricas, y son también ellos que tienen las tasas más altas de emisiones per cápita.
Luego advierten que “son especialmente preocupantes los puntos de quiebre (tipping points) climáticos potencialmente irreversibles, así como las retroalimentaciones de la naturaleza (atmosféricas, marinas y terrestres), que podrían lleva la Tierra a una “era de calor” (“Hothouse Earth”) mucho más allá del control humano. Según el manifiesto, “necesitamos transformaciones profundas y drásticas en relación a las políticas económicas y poblacionales”.
i. Transporte aéreo; k. emisiones de CO2; i. emisiones de CO2 per cápita. Fuente: Ripple et al. 2019
Seis campos de acción para las transformaciones
Para llevar adelante estas transformaciones, los autores proponen seis “pasos” o campos de acción:
ENERGIA: El mundo tiene que implementar rápidamente prácticas de ahorro y de uso eficiente de energía y tiene reemplazar los combustibles fósiles con fuentes renovables bajo en carbono. Las reservas de carburantes fósiles deberían permanecer bajo tierra. La remoción de dióxido de carbono de la atmósfera en un afán de crear “emisiones negativas netas” debería ser realizado de forma cautelosa, especialmente mediante los sistemas naturales.
CONTAMINANTES ATMOSFÉRICOS DE VIDA CORTA: Se necesita una reducción inmediata de los contaminantes atmosféricos de vida corta, incluyendo metano, carbón negro (hollín), y hidrofluorocarbonos (HFCs). Haciendo eso, se podría disminuir las retroalimentaciones climáticas y posiblemente reducir el aumento de temperatura a corto plazo a la mitad.
NATURALEZA: Se tiene que proteger y restaurar los ecosistemas de la Tierra. El fitoplancton, los arrecifes de coral, bosques, sabanas, pastizales, humedales, turberas, manglares y pastos marinos aportan a la secuestración de CO2 atmosférico en gran escala.
a. Concentración de dióxido de carbono; b. de metano; c. de óxido nítrico. Fuente: Ripple et al. 2019
ALIMENTACIÓN: El consumo de una mayoría de alimentos a base de plantas, y una reducción en el consumo global de productos animales (especialmente de rumiantes) puede mejorar la salud humana y reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
ECONOMÍA: La excesiva extracción de materiales y la sobreexplotación de los ecosistemas – impulsado por el crecimiento económico – debe ser restringido rápidamente, para mantener la sostenibilidad de la biósfera en escalas de tiempo largas. Necesitamos una economía sin carbono que reconoce la dependencia humana de la biósfera, y políticas que guían las decisiones dentro de este marco.
POBLACIÓN: La población global, que todavía aumenta en aproximadamente 80 millones de personas cada año – o más que 200.000 personas por día – debe ser estabilizado y, idóneamente, reducida de forma gradual, en un marco que garantiza la integridad social. Existen políticas efectivas y comprobadas que fortalecen los derechos humanos, mientras que al mismo tiempo bajan las tasas de fertilidad y reducen el impacto del crecimiento poblacional en las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad.
e. Mínimo de hielo marítimo ártico; f. masa de hielo de Groenlandia; g. cambio de masa de hielo antártico. Fuente: Ripple et al. 2019
Conclusiones
Al final de las múltiples constataciones sombrías, los autores agregan una nota de optimismo, que basan en la observación de un aumento en la preocupación por la situación: Instancias públicas realizan declaraciones de emergencia climática, niños y jóvenes escolares están en paro, hay juicios por el clima en diferentes países y movimientos ciudadanos demandan cambios.
El manifiesto termina con un llamado al uso prolífico del material presentado por ellos, para hacer comprender la gravedad de la situación a tomadores decisión, al sector privado y al público en general. “Creemos que las perspectivas para el futuro serán mejores, si los tomadores de decisión y toda la humanidad responda inmediatamente a esta alerta y declaración de una emergencia climática y comienza a actuar para sostener la vida en nuestro planeta Tierra, nuestra única casa.”
Con esta declaración de una emergencia climática la humanidad tiene ahora una nueva gran tarea. No solamente debe reducir las emisiones de GEI de forma drástica durante la próxima década. También cada país y cada ciudad, los políticos y empresarios, cómo también cada uno de nosotros debemos pensar cómo ajustar nuestras vidas a vivir en un estado de emergencia constante, porque la emergencia climática no es otra cosa: es una emergencia permanente.
“Las decisiones que se toman hoy son críticas para el futuro de los océanos y de la criósfera”, es la línea base del último Informe Especial del IPCC sobre el Océano y la Criósfera (Special Report on the Ocean and Criosphere – SROCC), presentado el 25 de septiembre en Monaco.
Una vez más, el gremio científico asesor de la Convención Climática de las Naciones Unidas alerta sobre los impactos ya visibles del cambio climático en las partes congeladas del planeta – la criósfera – y los mares: Los océanos se calientan, los glaciares y capas de hielo se derriten y el nivel del mar aumenta – todo a un ritmo sin precedentes.
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La Amazonía está en llamas, una vez más, como cada año hacia el final de la época seca. Pero este año los números de incendios en Brasil y Bolivia han alcanzado nuevamente tristes récords, con más de 1 millón de hectáreas quemadas sólo en Bolivia.
Presentamos a continuación una contribución del científico ambiental y experto en la Amazonía Timothy J. Killeen, cuya primera versión fue publicada en LinkedIn. El autor tiene una larga trayectoria de investigaciones y publicaciones sobre la deforestación en la región amazónica, entre ellas el libro “Una Tormenta Perfecta en la Amazonia. Desarrollo y conservación en el contexto de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA)”.
Aumento de los fuegos en la Amazonía en 2019; fuente: Earth Observatory/NASA
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Durante los últimos años, varios investigadores han presentado estimaciones de la cantidad de emisiones todavía permitidas antes de pasar los límites del aumento de temperatura acordadas en el Acuerdo de París: 2 °C y 1,5 °C. Sin embargo, los resultados varían significativamente, lo que causó más confusión que claridad.
Esta situación motivó a un grupo de científicos a preparar el artículo “Estimando y haciendo seguimiento al presupuesto de carbono restante para establecer metas climáticas contundentes” (“Estimating and tracking the remaining carbon budget for stringent climate targets”).
El artículo publicado en la revista “Nature” en julio de 2019 (izq.) y su autor principal Joeri Rogelj (dcha., en la COP 24 de Katowice)
[leer más]Los impactos del cambio climático – como ser lluvias más fuertes, inundaciones más frecuentes y el retroceso acelerado de los glaciares - ya se sienten con mucha claridad en las montañas de Azerbaiyán, parte oriental de la cordillera del Gran Cáucaso.
Para debatir los retos de las regiones de montaña, que también sufren de los impactos de la minería, la agricultura y del turismo, en mayo de este año se organizó la conferencia internacional “Montañas: culturas, paisajes y biodiversidad” en la capital azerbaiyana Bakú.
[leer más]El reciente informe sobre el estado actual y las perspectivas de futuro de la biodiversidad en el planeta presentado por la “Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas” (IPBES) en mayo pasado es otro grito de alarma.
En su “Informe de Evaluación Mundial sobre la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas”, se alerta sobre la inminente extinción de un millón de especies de plantas y animales – y las consecuencias para la civilización humana. Para evitar esta catástrofe de biodiversidad, según el IPBES, se necesitan “cambios transformacionales”.
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